Las fracturas pueden ocurrir en los dos huesos pequeños redondeados que se sitúan en la base del dedo gordo del pie (huesos sesamoideos).
Los huesos sesamoideos se pueden fracturarse al correr, al hacer excursionismo o al practicar deportes en los que se puede producir una caída muy fuerte sobre la región metatarsiana (como el baloncesto y el tenis). (Véase también Introducción a las fracturas.)
Por lo general, si los huesos sesamoideos están rotos, al caminar se genera un dolor profundo o agudo en la parte anterior del pie, por detrás del dedo gordo. El área puede estar hinchada y enrojecida.
Si los médicos sospechan una fractura de los huesos sesamoideos, toman radiografías. Si los resultados de las radiografías no son concluyentes, se puede realizar una resonancia magnética nuclear (RMN).
Tratamiento de las fracturas sesamoideas
Uso de un calzado especialmente diseñado
Si el dolor continúa, posiblemente cirugía
Si los huesos sesamoideos están fracturados pero no están fuera de su sitio, puede ser suficiente usar un zapato plano y rígido especialmente diseñado para evitar que los huesos se muevan. Estos zapatos están diseñados para ser usados por personas que han tenido una fractura del pie. Tienen puntera abierta y cierres de velcro.
Las almohadillas o unas prótesis ortopédicas diseñadas especialmente para el calzado (plantillas) contribuyen a aliviar el dolor. Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden ayudar a aliviar el dolor y la hinchazón.
Algunas veces, cuando el dolor se vuelve persistente, es necesario extirpar el hueso sesamoideo roto mediante cirugía. Sin embargo, la extirpación de uno o ambos huesos puede afectar la capacidad de mover el pie.