Los ojos pueden verse afectados por diversos síntomas y problemas, como cambios en su apariencia, daltonismo, ojos secos, brillo y halos, percepción alterada de la profundidad, picor, sensibilidad a la luz y ceguera nocturna.
Déficit de percepción de profundidad
La percepción de profundidad o visión de profundidad es la capacidad para determinar la posición de los objetos en el espacio. Las personas con dificultades en la percepción de profundidad encuentran difícil determinar, entre 2 objetos, cuál está más cerca.
La retina es la estructura que detecta la luz en la parte posterior del ojo. Como es una superficie de dos dimensiones, igual que un trozo de película en una cámara, solo puede producir una imagen bidimensional. El cerebro integra las imágenes en 2 dimensiones de cada ojo para crear una sensación de 3 dimensiones (estereopsia). La visión estereoscópica permite percibir la profundidad intuitivamente. Los trastornos en los cuales los ojos no se alinean correctamente (como el estrabismo) pueden interferir con la visión estereoscópica.
Sin embargo, la estereopsis es eficaz sólo en un rango cercano, como el alcance de la mano. Si los objetos están alejados más de unos 9 pies (3 metros), las pistas sobre la percepción de profundidad obtenidas a partir de un solo ojo (por ejemplo, el tamaño aparente de los objetos) proporcionan más información sobre la posición relativa que la estereopsis. Por lo tanto, una persona que ve con un solo ojo tendrá problemas para verter el té en una taza, pero tendrá menos problemas para aparcar el coche.
Brillos y halos
Algunas personas perciben brillos (estrellas centelleantes) o halos alrededor de las luces, en especial cuando conducen por la noche. Estos síntomas son más frecuentes en las personas de edad avanzada, en las que se han sometido a ciertos tipos de cirugía refractiva y en las que tienen ciertos tipos de cataratas. Los brillos y halos también pueden aparecer en personas con las pupilas muy dilatadas (por ejemplo, tras la instilación de gotas oftálmicas para someterse a una revisión oftalmológica). Cuando la pupila está muy dilatada, la luz puede pasar por la parte periférica del cristalino, desde donde se refleja de forma diferente a la que pasa por las zonas más centrales, lo que causa los brillos.
Se realiza una exploración ocular. A veces pueden aliviarse los síntomas tratando la causa (por ejemplo, una catarata). De lo contrario, deben tomarse medidas de precaución, como reducir al mínimo la conducción durante la noche o después de recibir gotas oftálmicas para una exploración ocular, y evitar mirar directamente las luces que se acercan mientras se conduce.
Ceguera nocturna
Las personas ancianas suelen tener dificultad para ver con poca luz. En ocasiones este trastorno se denomina ceguera nocturna. Por lo general, la causa de la ceguera nocturna son las cataratas, aunque también es una característica de ciertas formas de degeneración de la retina, como la retinitis pigmentosa. Los ojos de algunas personas mayores se dilatan con lentitud y tardan más en adaptarse a la escasez de luz. La exploración oftalmológica deberá centrarse en la detección de cataratas y debe incluir una oftalmoscopia. Se trata la causa. Mejorar la iluminación del hogar, sobre todo en la cocina, alrededor de las escaleras y en otras áreas donde puedan producirse caídas, mejora la seguridad.
Daltonismo
Las personas con daltonismo (discromatopsia) son incapaces de percibir ciertos colores, o los perciben con una intensidad diferente que las personas que tienen una visión del color normal. Por ejemplo, en la forma más frecuente de daltonismo (falta de percepción de los colores rojo y verde), los afectados pueden tener una menor capacidad para distinguir el verde oscuro del verde pastel, lo que también puede darse con el color rojo, o con ambos. En los semáforos, las personas con discromatopsia rojo-verde deben guiarse por otros signos que no sean el color de las luces.
A menudo los cambios son sutiles, y muchas personas no son conscientes de que sufren daltonismo.
Por lo general, el daltonismo está presente desde el nacimiento y casi siempre está causado por un gen recesivo ligado al cromosoma X, lo que significa que casi todos los afectados son varones. Las mujeres, que normalmente no resultan afectadas, pueden transmitir a sus hijos el gen del daltonismo.
La mayoría de los casos de daltonismo se deben a algún tipo de deficiencia o anomalía de ciertos tipos de células de la retina sensibles a la luz (fotorreceptores). Un ejemplo es el daltonismo relacionado con los colores rojo y verde, el más frecuente. Sin embargo, el daltonismo en relación con los colores azul y amarillo puede estar producido por una enfermedad del nervio óptico, y suele deberse a un trastorno adquirido más que a un trastorno hereditario. El daltonismo también puede deberse, en algunas ocasiones, a un problema en el modo en que el cerebro interpreta los colores (más que a un problema ocular).
Pueden realizarse pruebas para detectar el daltonismo si existen antecedentes familiares de esta anomalía. Algunas personas se someten a dicho reconocimiento porque se dan cuenta de que les cuesta identificar los colores; otras pueden no saberlo hasta que se les hace una prueba para algún trabajo o algún permiso (como el requerido para pilotar un avión) que exige que sean capaces de distinguir los colores.
El daltonismo no tiene tratamiento.
Sensibilidad a la luz
La sensibilidad a la luz intensa se produce normalmente en días muy soleados o al pasar de un lugar oscuro a la luz brillante del Sol. Esta sensibilidad también puede estar producida por medicamentos utilizados para dilatar las pupilas (midriáticos). Sin embargo, el dolor causado por la luz intensa (fotofobia) puede ser un síntoma de cefalea migrañosa o de una serie de trastornos oculares, como por ejemplo los que implican inflamación o infección de la parte anterior del ojo (uveítis), un trastorno de la córnea (como la queratitis) o lesiones oculares. También puede deberse a una meningitis (que suele ir acompañada de cefalea intensa y rigidez de nuca).
Los médicos primero intentan distinguir entre sensibilidad a la luz y fotofobia. Por lo general, la causa de la sensibilidad a la luz o de la fotofobia puede determinarse a partir de los síntomas y de la exploración ocular. Es especialmente útil la exploración con una lámpara de hendidura para detectar los trastornos que causan fotofobia. La sensibilidad a la luz y la fotofobia pueden reducirse al mínimo protegiendo los ojos de la luz (por ejemplo, usando gafas de sol). Cuando la fotofobia es resultado de una inflamación intraocular, el uso de un colirio para dilatar las pupilas puede aliviar el dolor.
Prurito ocular
El prurito puede estar causado por una alergia y suele ir acompañado de lagrimeo (ojos llorosos). La inflamación de los párpados (blefaritis) y los ojos secos también pueden causar prurito. Con menor frecuencia, aparece a consecuencia de infecciones o de la infestación por piojos u otros parásitos. Las anomalías que producen prurito normalmente se diagnostican mediante una exploración con una lámpara de hendidura. Hasta que se conozca su causa, la aplicación de compresas de agua fría puede proporcionar cierto alivio.
Sequedad ocular (xeroftalmía)
La sensación de sequedad en los ojos puede deberse a varias causas, como la producción insuficiente de lágrimas o la evaporación acelerada de estas; con menor frecuencia puede deberse a cirugía refractiva, deficiencia de vitamina A (poco frecuente en los países desarrollados) o el síndrome de Sjögren. Asimismo, los ojos se secan más con la edad. (Véase también Queratoconjuntivitis sicca.)
Puede medirse la producción de lágrimas, sobre todo si se sospecha un síndrome de Sjögren. El médico también puede intentar averiguar si las lágrimas se evaporan con demasiada rapidez. Se coloca una pequeña cantidad de tinte amarillo (fluoresceína) en un ojo abierto y se mide el tiempo que tardan las lágrimas en evaporarse. Durante el día pueden aliviarse los ojos secos con colirios que actúan como sustitutos de las lágrimas (lágrimas artificiales), y por la noche se utiliza un ungüento antes de acostarse para aliviar la sequedad matutina.
Cambios en el aspecto de los ojos
Pueden aparecer manchas oscuras (pigmentación) en el iris o en la conjuntiva. Algunas están presentes desde el nacimiento, y otras pueden aparecer con la edad. Aunque a menudo no tienen importancia, cualquier mancha oscura que crezca debe ser evaluada por un oftalmólogo para descartar que se trate de un cáncer.
Las escleróticas se vuelven amarillas, al igual que la piel, en las personas con ictericia.
También puede producirse la caída de los párpados (ptosis). Puede ocurrir en personas con miastenia grave y trastornos que causen daño neurológico.
A veces los ojos están inusitadamente abiertos y prominentes, en general debido a que están siendo empujados hacia fuera (exoftalmos). Puede aparecer exoftalmos en personas con la enfermedad de Graves.
Las personas con estos síntomas requieren una exploración ocular y una evaluación médica general. El tratamiento se dirige a la causa.