El agrandamiento de la hipófisis suele deberse a la presencia de un tumor, pero también puede ser consecuencia de una hemorragia en la glándula o por efecto de alguna otra enfermedad, como la tuberculosis o la sarcoidosis.
En algunos casos, el aumento de tamaño de la hipófisis se debe a la hiperplasia (aumento del número de células), que puede ser una respuesta a los bajos niveles de hormonas de otras glándulas (por ejemplo, los bajos niveles de la hormona tiroidea de la glándula tiroidea causan un aumento del tamaño de la hipófisis para producir más hormona estimulante de la tiroides). La hipófisis también se agranda durante el embarazo debido a la hiperplasia. Estas causas de agrandamiento rara vez causan síntomas.
En otros casos, este trastorno puede causar síntomas como cefalea (dolor de cabeza). Debido a la presión que la glándula hipertrofiada ejerce sobre el nervio óptico, que pasa por encima de la hipófisis, puede producirse una pérdida de visión. Al principio, la pérdida de la visión solo afecta a la parte superior externa de los campos visuales en ambos ojos.
También puede haber una producción mayor o menor de hormonas hipofisarias.
El diagnóstico se realiza mediante una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN). La función de la hipófisis se comprueba mediante la medición de los niveles de hormonas en la sangre.
El tratamiento depende de la causa del aumento de tamaño. Por ejemplo, si el aumento de tamaño se debe a un tumor, el tumor se puede tratar con cirugía, radioterapia o fármacos, en función del tipo de tumor, su tamaño y los síntomas que causa.
(Véase también Introducción a la hipófisis.)