Los médicos pueden sospechar un problema en los pulmones o en las vías respiratorias basándose en los síntomas. Los síntomas de los trastornos pulmonares a menudo afectan la respiración y pueden incluir
Tos (frecuente)
Tos con esputo (frecuente)
Dificultad respiratoria (frecuente)
Sibilancias (frecuente)
Con menor frecuencia, la obstrucción de las vías respiratorias entre la boca y los pulmones da lugar a un sonido semejante a un quejido al respirar (estridor).
Los síntomas que afectan otras partes del cuerpo también pueden sugerir la presencia de un trastorno pulmonar. Las personas con un trastorno pulmonar pueden presentar
Dedos en palillo de tambor (aumento de tamaño de las puntas de los dedos de las manos o de los pies)
Cianosis (coloración azulada o grisácea de la piel)
Algunos de estos síntomas, sin embargo, no siempre se deben a un problema respiratorio. Por ejemplo, el dolor torácico también puede ser consecuencia de un trastorno cardíaco o gastrointestinal, y la falta de aire puede ser causada por un problema cardíaco o hematológico.
Otros síntomas más generales, como fiebre, debilidad, cansancio o sensación de malestar general o de estar enfermo, también pueden ser, a veces, indicios de trastorno pulmonar o de las vías respiratorias. Algunos síntomas, como tos o sibilancias, pueden indicar un trastorno pulmonar. Los trastornos que afectan los nervios o los músculos, como la miastenia gravis y el síndrome de Guillain-Barré, provocan debilidad de los músculos respiratorios y síntomas pulmonares.
Los síntomas respiratorios pueden ser de poca importancia (como una tos causada por un resfriado) o suponer un riesgo vital (como una dificultad respiratoria grave).
Las características y el patrón al que se ajustan los síntomas constituyen para el médico una ayuda muy consistente para establecer el diagnóstico del trastorno pulmonar.