La endocarditis no infecciosa es la formación de coágulos de sangre en las válvulas cardíacas y en el revestimiento del corazón.
Los síntomas se producen cuando un coágulo de sangre se desprende y obstruye las arterias de otras partes del cuerpo.
El diagnóstico se realiza mediante ecocardiografía y hemocultivos.
El tratamiento consiste en anticoagulantes.
La endocarditis suele implicar una infección del revestimiento interno del corazón (endocardio) y/o de las válvulas cardíacas (endocarditis infecciosa). Sin embargo, la endocarditis también puede producirse en ausencia de una infección. Dicha forma se denomina endocarditis no infecciosa.
Se desarrolla una endocarditis no infecciosa cuando se forman coágulos fibrosos de sangre sin microorganismos (vegetaciones estériles) sobre válvulas cardíacas dañadas. La lesión puede deberse a un defecto congénito, a fiebre reumática o a un trastorno reumático sistémico (en la cual los anticuerpos atacan a las válvulas del corazón). Excepcionalmente, la lesión es consecuencia de la inserción de un catéter en el corazón. Entre las personas con mayor riesgo se incluyen las que tienen:
Trastornos reumáticos sistémicos como el lupus eritematoso sistémico o el síndrome antifosfolipídico (un trastorno que causa coágulos sanguíneos excesivos)
Cánceres de pulmón, estómago o páncreas
Otros trastornos que causan coágulos sanguíneos excesivos, como sepsis (una infección grave de la sangre), uremia (acumulación de desechos en la sangre causada por disfunción renal), quemaduras, o coagulación intravascular diseminada (cuando se forman múltiples pequeños coágulos de sangre en todo el torrente sanguíneo)
Al igual que en el caso de la endocarditis infecciosa, la no infecciosa puede hacer que las válvulas del corazón tengan escapes o que no se abran normalmente. Las arterias pueden obstruirse si las vegetaciones se desprenden (convirtiéndose en émbolos), viajan por el torrente sanguíneo hacia otras partes del cuerpo y se atascan en una arteria, bloqueándola. A veces la obstrucción tiene graves consecuencias. La obstrucción de una arteria que llega al cerebro puede producir un accidente cerebrovascular, y la obstrucción de una arteria que llega al corazón puede ser causa de un infarto de miocardio. Los órganos que a menudo se ven afectados incluyen los pulmones, los riñones, el bazo y el cerebro. Los dedos de las manos y los pies también pueden verse afectados. Los émbolos también suelen viajar a la piel y a la parte posterior del ojo (retina).
La disfunción de las válvulas cardíacas puede causar insuficiencia cardíaca. Los síntomas de la insuficiencia cardíaca incluyen tos, dificultad respiratoria e hinchazón (edema) en las piernas.
Los síntomas de endocarditis no infecciosa ocurren cuando se forman émbolos. Los síntomas varían según qué parte del organismo está afectada.
Diagnóstico de endocarditis no infecciosa
Ecocardiografía
Cultivos de sangre
Aunque es difícil, es importante distinguir la endocarditis no infecciosa de la infecciosa, porque el tratamiento es diferente.
La endocarditis no infecciosa se diagnostica al detectar mediante ecocardiografía vegetaciones en las válvulas cardíacas.
La ecocardiografía no puede determinar si las vegetaciones están infectadas. Con el fin de detectar si existen microorganismos, se realizan hemocultivos. Si no se detectan bacterias u otros microorganismos en los hemocultivos, es más probable que la endocarditis no sea infecciosa.
Se pueden necesitar análisis de sangre para detectar sustancias que pueden indicar la causa de una endocarditis no infecciosa.
Tratamiento de la endocarditis no infecciosa
Tratamiento del trastorno subyacente
Anticoagulantes
Los anticoagulantes pueden prevenir la coagulación. La mejor prueba de ello es la heparina no fraccionada intravenosa o la heparina de bajo peso molecular subcutánea.
Se debe tratar cualquier enfermedad subyacente que haya contribuido al desarrollo de la endocarditis no infecciosa.
El pronóstico suele ser malo, sobre todo a causa de la gravedad del trastorno subyacente más que por el problema cardíaco.