Además de la donación de sangre y la transfusión normales, a veces se usan procedimientos especiales.
Plaquetoféresis (donación de plaquetas)
En una plaquetoféresis, el donante solo dona plaquetas y no sangre completa. Se extrae sangre del donante y una máquina separa la sangre en sus componentes, separa las plaquetas y devuelve el resto de la sangre al donante. Como los donantes vuelven a recibir la mayor parte de su sangre, en uno de estos procedimientos pueden donar, sin ningún riesgo para ellos, una cantidad de plaquetas de 8 a 10 veces mayor que la que podría conseguirse en una donación de sangre completa. También pueden donar plaquetas más a menudo, una vez cada 3 días (pero no más de 24 donaciones anuales). Para la obtención de plaquetas de un donante se tarda entre 1 y 2 horas, a diferencia de la extracción de sangre completa, que dura unos 10 minutos.
Doble donación de glóbulos rojos
En la llamada doble donación de glóbulos rojos (donaciones de glóbulos rojos mediante aféresis), la persona dona el doble de glóbulos rojos que en una donación de sangre entera. Esta doble donación es posible porque la persona dona solo glóbulos rojos en lugar de sangre entera. Se extrae sangre del donante y una máquina encargada de separar la sangre en sus distintos componentes separa de forma selectiva los glóbulos rojos (eritrocitos) y devuelve el resto de los componentes de la sangre (plaquetas y plasma) al donante. Al donante también se le administra líquido por vía intravenosa porque, de lo contrario, su presión arterial podría llegar a ser lo suficientemente baja como para causar síntomas, como mareo o pérdida del conocimiento.
Después de la doble donación de glóbulos rojos, es posible que el donante sea menos capaz de practicar ejercicio intenso durante unos días. La doble donación de glóbulos rojos se puede hacer una vez cada 112 días (cada 16 semanas). Algunos expertos recomiendan tomar un complemento de hierro después de la doble donación para que el organismo pueda reemplazar los glóbulos rojos donados con mayor rapidez.
Transfusión autóloga
En una transfusión autóloga, los donantes son los receptores de su propia sangre. Por ejemplo, en las semanas previas a una cirugía electiva, una persona puede donar varias unidades de sangre para serle transfundida, si es necesario, durante la intervención quirúrgica o posteriormente. La persona toma pastillas de hierro después de donar sangre para ayudar al cuerpo a reponer los glóbulos sanguíneos perdidos antes de la cirugía. Además, durante algunas intervenciones quirúrgicas y en ciertos tipos de lesiones, la sangre que se pierde puede ser recuperada, lavar y devuelta inmediatamente a la persona (recuperación de sangre intraoperatoria).
Se puede realizar una transfusión autóloga cuando es difícil obtener sangre compatible, porque la persona tiene anticuerpos contra los antígenos de glóbulos rojos o tiene un tipo de sangre poco frecuente.
Una transfusión autóloga elimina los riesgos de incompatibilidad y de enfermedades transmitidas por la sangre. Sin embargo, los médicos no utilizan esta técnica con la frecuencia con la que se usa la transfusión estándar debido a que el suministro de sangre en general es muy seguro gracias al riguroso cribado de los donantes y a las pruebas que se realizan. Además, puede que los pacientes de edad avanzada no toleren la donación de sangre antes de la cirugía debido a que son más propensos a tener efectos adversos durante la donación, como descenso de la presión arterial y desmayos. Las personas de edad avanzada también son más propensas a tener menos células sanguíneas de lo normal (un recuento sanguíneo bajo) como punto de partida. Por otra parte, la transfusión autóloga es más cara que la transfusión convencional.
Aféresis de células madre hematopoyéticas (transplante de células madre)
En una aféresis de células madre (células progenitoras) hematopoyéticas, el donante solo dona este tipo de células (células indiferenciadas que pueden convertirse en cualquier tipo de célula sanguínea) en lugar de sangre competa. Antes de llevar a cabo la donación, el donante recibe una inyección de una proteína especial (factor de crecimiento) que estimula la liberación de células madre (células progenitoras) desde la médula ósea hacia el torrente sanguíneo. Se extrae sangre (completa) del donante y una máquina que la separa en sus diversos componentes selecciona las células madre hematopoyéticas y devuelve el resto de la sangre al donante. Los donantes de células progenitoras y los receptores deben tener tipos de leucocitos compatibles (antígenos leucocitarios humanos, HLA), un tipo de proteína que se encuentra en ciertas células, en lugar del grupo sanguíneo.
Las células madre hematopoyéticas se utilizan a veces para el tratamiento de la leucemia, el linfoma y otros cánceres de la sangre. Este procedimiento se denomina trasplante de células madre (células progenitoras). Pueden obtenerse células madre del propio receptor o bien transfundir células progenitoras de un donante.