Las infecciones de las vías urinarias son frecuentes durante el embarazo, probablemente porque el crecimiento uterino y las hormonas producidas durante el embarazo ralentizan el flujo urinario en los conductos que conectan los riñones a la vejiga (uréteres). Cuando el flujo urinario es lento, es probable que las bacterias no sean arrastradas fuera de las vías urinarias, con lo que aumentan las probabilidades de infección.
Las infecciones del tracto urinario aumentan el riesgo de lo siguiente:
Trabajo de parto prematuro
Rotura prematura de las membranas que contienen el feto
Algunas veces, las bacterias presentes en la orina provocan una infección en la vejiga o los riñones que causa síntomas Pero las bacterias pueden infectar la orina sin producir síntomas de infección del sistema urinario, por lo que los médicos habitualmente comprueban la orina en busca de bacterias incluso en las mujeres gestantes sin síntomas. Si las mujeres embarazadas tienen bacterias en la orina o sufren una infección renal, se toma una muestra de orina cada mes y se analiza.
El tratamiento de las infecciones de las vías urinarias consiste en antibióticos. Los médicos suelen utilizar la cefalexina, la nitrofurantoína o la combinación trimetoprima-sulfametoxazol. Nitrofurantoína y trimetoprima/sulfametoxazol se utilizan solo durante el primer trimestre, cuando no hay otras alternativas disponibles. Las mujeres que han tenido más de una infección de la vejiga o una infección renal deben tomar antibióticos durante todo el embarazo para prevenir posteriores infecciones del sistema urinario.