Detección y prevención del cáncer de mama

Puede ser difícil mantenerse al día con las últimas recomendaciones para el cribado del cáncer de mama, como por ejemplo cuándo comenzar las mamografías. Además, las organizaciones médicas pueden cambiar sus recomendaciones con el tiempo, o las diferentes organizaciones pueden tener diferentes recomendaciones.

Algunas personas piensan que es mejor realizar más pruebas, pero estas también pueden suponer desventajas. Por ejemplo, las pruebas de cribado para el cáncer de mama indican a veces la existencia de cáncer cuando en realidad no lo hay (lo que se denomina un resultado falso positivo). Cuando los resultados de una prueba de cribado de mama son positivos, se suele practicar una biopsia de mama. Obtener un resultado falso positivo significa someterse a una biopsia que no es necesaria y exponerse a ansiedad, dolor y gastos innecesarios. Debido a estos posibles problemas, las organizaciones recomiendan que no es necesario que determinadas personas se sometan a una prueba de cribado. Entre estas personas se encuentran las que son menores o mayores de cierta edad (véase la barra lateral Cáncer de mama: ¿cuándo comenzar la mamografía de cribado?). Las mujeres deben comentar las recomendaciones actuales y sus propios riesgos y prioridades con un profesional de la salud y decidir qué tipo de cribado, si es que hay alguno, es apropiado para ellas.

La mamografía es una de las formas más eficaces de detectar el cáncer de mama de forma precoz. Esta prueba tiene sensibilidad suficiente para detectar la posibilidad de un cáncer en un estadio precoz, a veces años antes de que se pueda palpar. Debido a que la mamografía es tan sensible, puede indicar la existencia de cáncer cuando en realidad no lo hay (un resultado falso positivo). Entre el 85 y el 90% de las anomalías detectadas durante el cribado (es decir, en mujeres sin síntomas ni tumoraciones) no son cáncer. Por lo general, cuando el resultado es positivo, se programan procedimientos de diagnóstico más específicos, generalmente una biopsia de mama. La mamografía puede no detectar hasta un 15% de los cánceres de mama. Es menos precisa en mujeres con tejido mamario denso. Por lo tanto, estas mujeres pueden requerir pruebas adicionales, como ecografía mamaria, mamografía tridimensional (tomosíntesis) o resonancia magnética nuclear (RMN).

En esta prueba se utilizan rayos X para determinar si existen zonas anormales en la mama. Un técnico coloca la mama de la mujer sobre una placa radiográfica. Luego coloca una cubierta de plástico ajustable encima de la mama y la presiona con firmeza para comprimirla. De esta manera, la mama se aplana con el objeto de que quede incluida en la imagen y se pueda examinar la mayor cantidad posible de tejido. Los rayos X se dirigen hacia abajo a través de la mama, para obtener una imagen en la placa radiográfica. De cada mama se toman dos radiografías en esta posición. A continuación, las placas pueden colocarse verticalmente a ambos lados del pecho, y los rayos X se dirigen desde el lateral. Esta proyección proporciona una vista lateral de la mama.

La tomosíntesis mamaria (mamografía tridimensional) se puede usar junto con la mamografía para generar una imagen tridimensional, nítida y altamente enfocada de la mama. Esta técnica hace que sea más fácil detectar el cáncer, especialmente en mujeres con tejido mamario denso. Sin embargo, este tipo de mamografía expone a las mujeres a más radiación que la mamografía tradicional.

Las recomendaciones para el cribado de rutina con mamografía varían. Los expertos discrepan sobre

• Cuándo debería empezar

• Con qué frecuencia se debe realizar

• Cuándo (o si) debe dejar de realizarse

Los expertos difieren en cuanto a las recomendaciones acerca de cuándo iniciar la mamografía de rutina. La mayoría de las organizaciones médicas recomiendan el inicio de la mamografía de cribado entre los 40 y los 49 años de edad para algunas mujeres y para todas las mujeres a partir de los 50 años de edad.

Las recomendaciones para comenzar a los 50 años se deben a que la mamografía de detección es más precisa en mujeres de 50 años o más. La razón es que, a medida que las mujeres envejecen, el tejido graso reemplaza al tejido fibroglandular de la mama. Las anomalías próximas al tejido graso son más fáciles de detectar con una mamografía.

El beneficio del cribado no es tan claro en las mujeres de 40 a 49 años. Los expertos están preocupados por la ansiedad, los falsos positivos, y también por comenzar el cribado demasiado pronto o con demasiada frecuencia porque la exposición a la radiación aumentaría.

Es oportuno que las mujeres con factores de riesgo para el cáncer de mama comiencen a realizarse mamografías antes de los 50 años de edad. Deben consultar los riesgos y los beneficios de las mamografías de cribado con su médico.

Con independencia de la edad a la que se inicie, la mamografía debe repetirse cada 1 o 2 años.

La mamografía de rutina se puede dejar de realizar a los 75 años de edad, en función de la esperanza de vida de la mujer y su deseo de seguir realizando cribados.

La dosis de radiación que se utiliza en la mamografía es muy baja y se considera segura.

La mamografía puede causar algunas molestias, pero solo duran unos segundos. Se debe programar durante el periodo menstrual cuando es más probable que las mamas no sean dolorosas.

No se deben utilizar desodorantes ni cosméticos en polvo el día del procedimiento, ya que pueden interferir con la imagen obtenida. La prueba completa dura unos 15 minutos.

Mamografía: cribado del cáncer de mama

Las mujeres deben estar familiarizadas con el aspecto y la sensibilidad de sus mamas. El cáncer de mama también afecta a los hombres, por lo que estos deben ser conscientes de los cambios en sus pezones o alrededor de los mismos. Si una mujer nota un cambio, puede querer hacerse una autoexploración mamaria. Las mujeres deben informar de cualquier cambio a un profesional de la salud de inmediato. En el pasado, la mayoría de los médicos recomendaban a las mujeres que examinaran mensualmente sus mamas en busca de bultos. La mayoría de las organizaciones médicas ya no recomiendan las autoexploraciones mamarias mensuales o semanales como una forma rutinaria de detectar el cáncer. La realización de estas exploraciones cuando no hay un bulto u otro cambio no ayuda a detectar el cáncer de mama en etapas tempranas en las mujeres que se hacen mamografías de detección.

Autoexploración mamaria

Imagen

Gwen Shockey/SCIENCE PHOTO LIBRARY

El examen de la mama puede formar parte de una exploración rutinaria. Sin embargo, al igual que con la autoexploración mamaria, el examen de un médico puede pasar por alto un cáncer. Si las mujeres necesitan o desean someterse a un cribado, se debe hacer una prueba más sensible, como la mamografía, incluso si el examen del médico no ha detectado ninguna anomalía. Muchos médicos y organizaciones médicas ya no requieren un examen mamario anual realizado por un médico.

Durante el examen, el médico inspecciona las mamas en busca de irregularidades, hoyuelos, piel distendida, masas o secreción. El médico palpa cada mama con la mano plana y comprueba que no existan ganglios linfáticos engrosados en la axila, la zona que la mayoría de los cánceres de mama invaden en primer lugar, ni por encima de la clavícula. Los ganglios linfáticos normales no se notan al tacto a través de la piel, así que los que se palpan deben considerarse agrandados. Sin embargo, ciertos trastornos no malignos también pueden provocar un aumento del tamaño de los ganglios linfáticos. Se realiza una biopsia de los ganglios linfáticos palpables para ver si son anormales.

La RMN se utiliza generalmente para cribar a las mujeres con un alto riesgo de cáncer de mama, como las que tienen una mutación en el gen BRCA. Para estas mujeres, el cribado debe incluir también una mamografía y una exploración mamaria por parte de un profesional de la salud. La RMN se puede recomendar para las mujeres con tejido mamario denso como parte de una evaluación general que incluye la evaluación del riesgo.