El linfogranuloma venéreo es una infección de transmisión sexual causada por Chlamydia trachomatis. Provoca dolor e hinchazón en los ganglios linfáticos de la ingle y, en algunos casos, infección en el recto.
El linfogranuloma venéreo comienza como una ampolla pequeña que pasa a menudo desapercibida y que rápidamente se cura; a continuación se produce un aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, que además se hacen dolorosos.
Los médicos sospechan la infección según los síntomas y la confirman mediante análisis de sangre.
Los antibióticos, tomados durante 3 semanas, pueden curar la infección, pero los ganglios linfáticos pueden permanecer hinchados.
El uso de preservativos durante las relaciones sexuales genitales puede ayudar a prevenir el paso del linfogranuloma venéreo y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) de una persona a otra.
(Véase también Introducción a las infecciones de transmisión sexual.)
El linfogranuloma venéreo está causado por tipos de Chlamydia trachomatis distintos de los que suelen causar infección de la uretra (uretritis) y en el cuello uterino (cervicitis).
El linfogranuloma venéreo se produce sobre todo en zonas tropicales y subtropicales. No obstante, se han notificado brotes en hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres en Europa, América del Norte y Australia.
Las infecciones rectales causadas por estas bacterias se han vuelto más frecuentes entre las personas que practican sexo anal.
Síntomas del linfogranuloma venéreo
Los síntomas de linfogranuloma venéreo comienzan unos 3 días después del contagio. Se producen en tres etapas.
En la primera etapa aparece en el pene o en la vagina una pequeña ampolla indolora y llena de líquido. Es característico que la ampolla se convierta en una úlcera que se cura con rapidez y a menudo pasa desapercibida.
La segunda etapa suele comenzar pasadas unas 2 a 4 semanas. En los hombres, los ganglios linfáticos de la ingle de uno o de ambos lados se hinchan y se vuelven dolorosos a la palpación. Los ganglios linfáticos aumentados de tamaño y dolorosos al tacto (bubones) se adhieren a los tejidos más profundos y a la piel que los recubre, que se hincha y pueden convertirse en abscesos. Las mujeres a menudo sufren dolor de espalda o dolor en la pelvis (la parte inferior del torso) y los nódulos linfáticos cercanos al recto y los de la pelvis se hinchan y duelen. Tanto en hombres como en mujeres, la piel de encima de los ganglios linfáticos afectados puede romperse, de manera que se forma un trayecto (llamado un tracto sinusal) que permite que el pus o la sangre drenen hacia afuera y sobre la piel. Las personas afectadas pueden tener fiebre y sentir malestar general.
En una tercera etapa, las úlceras se cierran y cicatrizan, pero los tractos sinusales pueden persistir o reaparecer. Si la infección dura mucho tiempo o se repite, los vasos linfáticos (que drenan los líquidos de los tejidos) se bloquean, los tejidos genitales se hinchan y se forman úlceras en la piel.
La infección rectal puede causar una secreción sanguinolenta y purulenta (con pus) procendente del ano. Si la infección se prolonga durante mucho tiempo puede causar cicatrices, que estrechan el recto. Los ganglios linfáticos de la pelvis pueden hincharse y producir dolor.
Diagnóstico del linfogranuloma venéreo
Análisis de una muestra de sangre
Análisis de una muestra de la úlcera
Se sospecha linfogranuloma venéreo en personas que presentan síntomas característicos y que viven o han visitado áreas donde la enfermedad es común, o que han mantenido contactos sexuales con personas de esas áreas.
El diagnóstico de linfogranuloma venéreo puede confirmarse con una de las siguientes pruebas:
Un análisis de sangre que permite identificar a los anticuerpos contra la Chlamydia trachomatis.
Se trata de pruebas que aumentan la cantidad de material genético característico de las bacterias para facilitar así su identificación (llamadas pruebas de amplificación de ácidos nucleicos o nucleic acid amplification tests, NAAT) y que se realizan en muestras procedentes de las úlceras infectadas de la ingle o el recto
Tratamiento del linfogranuloma venéreo
Un antibiótico
La doxiciclina es el tratamiento antibiótico preferido para el linfogranuloma venéreo. Como alternativa, se puede utilizar eritromicina o azitromicina.
Los médicos pueden usar una aguja o practicar una incisión para drenar los bubones (ganglios linfáticos inflamados) si causan molestias.
Si las personas han mantenido contactos sexuales con una persona infectada durante los 60 días anteriores a la aparición de los síntomas, deben ser examinadas y tratadas con una única dosis de azitromicina, o con doxiciclina por vía oral durante 7 días, independientemente de que las evidencias hagan pensar o no que sufren linfogranuloma venéreo.
Después de un tratamiento aparentemente exitoso debe hacerse una revisión periódica cada 6 meses.
Prevención del linfogranuloma venéreo
Las siguientes medidas generales pueden ayudar a prevenir el linfogranuloma venéreo (y otras infecciones de transmisión sexual):
Prácticas sexuales más seguras, incluyendo el uso de un condón siempre que se practique sexo oral, anal o genital
Disminución del riesgo de exposición a las infecciones de transmisión sexual al reducir el número de parejas sexuales, no tener parejas sexuales de alto riesgo (personas con muchas parejas sexuales o que no practican relaciones sexuales más seguras) o practicar la monogamia o la abstinencia mutua
Rápido diagnóstico y tratamiento de la infección (para evitar contagiar a otras personas)
Identificación de los contactos sexuales con personas infectadas, seguida por el asesoramiento o el tratamiento de estos contactos