¿Qué es el sarampión?
El sarampión es una infección vírica. Solía ser muy frecuente en niños estadounidenses. Hoy en día el sarampión es muy poco frecuente en Estados Unidos gracias a la prevención que ofrecen las vacunas infantiles rutinarias. El sarampión es aún habitual en algunas partes del mundo donde se vacunan menos niños.
El sarampión está causado por un virus que se contagia rápidamente entre personas no vacunadas
Los síntomas consisten en fiebre, goteo nasal, tos, ojos enrojecidos y erupción cutánea
El sarampión generalmente no es grave en niños sanos, aunque en algunos casos aislados puede provocar daño cerebral o muerte
La vacuna del sarampión protege a los niños frente al sarampión
¿Qué causa el sarampión?
El sarampión está causado por un virus. Los niños sanos que no se han vacunado pueden contraer sarampión simplemente inhalando el virus después de que alguien con sarampión tosa o estornude cerca de ellos.
¿Cuáles son los síntomas del sarampión?
Los primeros síntomas del sarampión comienzan entre 7 y 14 días después de la infección:
Fiebre
Moqueo nasal
Tosecilla (tusiculación)
Ojos rojos
Algunas veces, sensibilidad a la luz brillante
Manchas rojas diminutas con centros blancos o azulados en el interior de la boca
Dolor de garganta
Aproximadamente de 3 a 5 días después, su hijo puede tener:
Erupción con picor: la erupción comienza debajo y delante de las orejas o en el cuello y luego se extiende al resto del cuerpo
Fiebre por encima de 40° C
Infección ocular (conjuntivitis)
Imagen cortesía de la Public Health Image Library of the Centers for Disease Control and Prevention.
¿Qué problemas causa el sarampión?
En niños sanos, el sarampión no suele ser grave. Sin embargo, el sarampión a veces conduce a problemas graves de salud, tales como:
Infección pulmonar (neumonía)
Hemorragia excesiva (trombocitopenia)
Infección cerebral (encefalitis), que puede causar dolor de cabeza, convulsiones y coma aproximadamente de 2 a 14 días después de la erupción y puede provocar daño cerebral o la muerte
En Estados Unidos, aproximadamente 1 a 2 de cada 1000 niños con sarampión mueren. Además, muchos años después de tener sarampión, algunas personas sufren un problema cerebral muy poco frecuente llamado panencefalitis esclerosante subaguda, que causa daño cerebral y muerte.
¿Cómo pueden saber los médicos si mi hijo sufre sarampión?
Le harán una exploración clínica. Los médicos buscarán:
Erupción del sarampión
Pequeñas manchas rojas con centros azules o blanco-azulados en la boca (manchas de Koplik)
Los médicos solicitarán análisis de sangre para asegurarse de que su hijo tiene sarampión. Si su hijo tiene sarampión, se lo comunicarán a los funcionarios de salud pública, quienes tratarán de evitar que se contagie a demasiadas personas de su zona.
Imagenes cortesía del Public Health Image Library of the Centers for Disease Control and Prevention.
¿Cómo tratan los médicos el sarampión?
No hay tratamiento que cure el sarampión. Haga que su hijo descanse mientras el virus sigue su curso.
Para ayudar a su hijo, usted puede:
Administrarle medicamentos para bajar la fiebre (como acetaminofeno [paracetamol] o ibuprofeno)
Mantenga a su hijo caliente y confortable
Los médicos pueden administrarle a su hijo vitamina A para reducir la posibilidad de complicaciones debidas al sarampión
¿Cómo puedo prevenir el sarampión?
Haga que su hijo reciba la vacuna contra el sarampión.
Los niños reciben 2 inyecciones para la vacuna del sarampión, entre los 12 y los 15 meses y entre los 4 y los 6 años de edad
Los niños de sólo 6 meses pueden recibir su primera dosis si es necesario, como durante un brote de sarampión o antes de viajar fuera de Estados Unidos.
La vacuna contra el sarampión forma parte de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola, una vacuna que también protege frente a las paperas y la rubéola
La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola no provoca autismo
Algunas personas pueden tener febrícula y un sarpullido después de recibir la vacuna
Ciertas personas no deben recibir la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola, como las mujeres embarazadas y las personas que están muy enfermas o tienen un sistema inmunitario debilitado