Un absceso cutáneo es una acumulación de pus localizada en la piel; puede aparecer en cualquier superficie cutánea. Los signos y síntomas son dolor y edema fluctuante o firme y doloroso. El diagnóstico suele realizarse mediante examen clínico. El tratamiento consiste en incisión y drenaje, y a veces antibióticos.
(Véase también Generalidades sobre las infecciones bacterianas de la piel).
Los factores de riesgo para los abscesos cutáneos son los siguientes:
Sobrecrecimiento bacteriano
Antecedente de traumatismo (particularmente cuando hay un cuerpo extraño)
Inmunosupresión
Alteración de la circulación
Las bacterias que causan los abscesos cutáneos suelen ser bacterias autóctonas de la piel afectada.
En los abscesos de tronco, los miembros, las axilas o la cabeza y el cuello, los microorganismos más frecuentes son Staphylococcus aureus (siendo S. aureus resistente a la meticilina [SARM] el más frecuente en los Estados Unidos) y estreptococos.
Los abscesos en la región perineal (es decir, inguinales, vaginales, en los glúteos y perirrectales) contienen microorganismos presentes en la materia fecal, en general son anaerobios o una combinación de aerobios y anaerobios (véase tabla Clasificación de las bacterias patógenas frecuentes).
El ántrax y los forúnculos son tipos de abscesos cutáneos.
Signos y síntomas de los abscesos cutáneos
Los abscesos cutáneos son dolororosos, sensibles a la palpación, indurados, y por lo general eritematosos. Tienen tamaño variable, de aproximadamente 1 a 3 cm, aunque a veces son mucho más grandes. Al principio, el edema es firme; más tarde, a medida que se forma una punta, la piel suprayacente se afina y se palpa más fluctuante. El absceso puede entonces drenar espontáneamente.
El cuadro se acompaña de celulitis local, linfangitis, linfadenopatías regionales, fiebre y leucocitosis.
Diagnóstico de los abscesos cutáneos
Examen
Cultivo para identificar SARM
El diagnóstico del absceso cutáneo suele realizarse mediante un examen clínico. Se recomienda el cultivo, sobre todo para identificar el SARM.
Los cuadros similares a abscesos cutáneos simples incluyen hidradenitis supurada y quistes epidérmicos rotos. Los quistes de inclusión epidérmicos (a menudo mal llamados quistes sebáceos) raras veces se infectan; no obstante, la rotura provoca la liberación de queratina hacia la dermis, lo que causa una reacción inflamatoria exagerada que en ocasiones recuerda a un cuadro infeccioso. El cultivo de estos quistes rotos raras veces revela la presencia de algunos patógenos. Los abscesos perineales pueden representar la manifestación cutánea de un absceso perirrectal más profundo o el drenaje de la enfermedad de Crohn a través de un trayecto fistuloso. Estos otros cuadros suelen ser reconocibles por la anamnesis y el examen rectal.
Tratamiento del absceso cutáneo
Incisión y drenaje
A veces antibióticos
Algunos abscesos pequeños resuelven sin tratamiento, llegan a ser un punto y drenan. Las compresas tibias aceleran el proceso.
La incisión y el drenaje están indicados cuando hay mucho dolor, sensibilidad a la palpación y edema; no es necesario esperar hasta que la lesión se vuelva fluctuante. Se administra anestesia local, previas medidas de asepsia, con lidocaína inyectable o aerosoles fríos.
Los pacientes con abscesos grandes y muy dolorosos pueden beneficiarse con sedación IV y analgesia durante el drenaje. Un solo corte pequeño con la punta del escalpelo suele ser suficiente para abrir el absceso. Luego de drenar el pus, debe presionarse en toda la cavidad con el dedo enguantado o una cureta para eliminar las tabicaciones. La irrigación con solución fisiológica normal es opcional. Colocación de compresas en la cavidad de manera holgada con un fragmento de gasa hacia afuera reduce el espacio muerto y evita la formación de un seroma. El fragmento de gasa generalmente se extrae de 24 a 48 horas más tarde. Sin embargo, los datos sugieren que no es necesaria la irrigación de rutina o la oclusión con compresas de los abscesos < 5 cm de diámetro (1, 2). El calor local y la elevación pueden acelerar la resolución de la inflamación.
Los antibióticos se han considerado en forma tradicional como innecesarios, a menos que los pacientes tengan signos de infección sistémica, celulitis, abscesos múltiples, inmunocompromiso o un absceso facial en el área drenada por los senos cavernosos. En estos casos, debe comenzarse el tratamiento empírico con un fármaco activo contra SARM (p. ej., trimetoprima/sulfametoxazol, clindamicina; para las infecciones graves, vancomicina), a la espera de los resultados del cultivo bacteriano. Sin embargo, estudios posteriores han sugerido tasas más bajas de fracaso del tratamiento y recurrencia cuando se agregan antibióticos para todo absceso que requiera tratamiento en lugares donde el SARM es prevalente (3).
Referencias del tratamiento
1. Chinnock B, Hendey GW: Irrigation of cutaneous abscesses does not improve treatment success. Ann Emerg Med 67(3):379-383, 2016. doi: 10.1016/j.annemergmed.2015.08.007
2. O'Malley GF, Dominici P, Giraldo P, et al: Routine packing of simple cutaneous abscesses is painful and probably unnecessary. Acad Emerg Med 16(5):470-473, 2009. doi: 10.1111/j.1553-2712.2009.00409.x
3. Talan DA, Mower WR, Krishnadasan A: Trimethoprim-sulfamethoxazole versus placebo for uncomplicated skin abscess. N Engl J Med 374(9):823-832, 2016. doi: 10.1056/NEJMoa1507476
Conceptos clave
Los patógenos reflejan la flora de la zona afectada (p. ej., S. aureus y estreptococos en el tronco, la axila, la cabeza y el cuello).
Se debe hacer cultivo de los abscesos para identificar SARM.
Se deben drenar los abscesos acompañados de dolor significativo, sensibilidad a la palpación e hinchazón y proporcionar una analgesia adecuada y, cuando esté indicado, sedación.
Administrar antibióticos si el paciente tiene signos de infección sistémica, celulitis, abscesos múltiples, inmunocompromiso o un absceso facial.