La carencia de selenio es poco frecuente y está causada por el consumo de una cantidad insuficiente del mineral selenio.
(Véase también Introducción a los minerales.)
El selenio se encuentra en todos los tejidos. El selenio junto con la vitamina E, actúa como antioxidante. Protege las células del daño causado por los radicales libres, que son subproductos reactivos de la actividad celular normal. El selenio también ayuda a proteger al organismo de algunos tipos de cáncer. El selenio es necesario para que la glándula tiroidea funcione de forma adecuada.
La carencia de selenio es poco frecuente, incluso en Nueva Zelanda y en Finlandia, donde la ingestión de selenio es baja. En algunas zonas de China, donde la ingestión de selenio es aún menor, quienes presentan un déficit de selenio son más propensos a padecer la enfermedad de Keshan, una infección vírica que afecta en especial a niños y a mujeres jóvenes. Esta enfermedad daña las paredes del corazón y provoca así una miocardiopatía.
Los niños en fase de crecimiento con carencia de selenio pueden desarrollar un trastorno incapacitante, que avanza muy despacio, de las articulaciones y de los huesos (enfermedad de Kashin-Beck). Esta enfermedad puede ser más frecuente en Siberia y en China.
Las personas que necesitan alimentación por vía intravenosa durante mucho tiempo pueden desarrollar carencia de selenio, que causa dolor muscular y sensibilidad al tacto.
La carencia de selenio puede combinarse con la de yodo y causar bocio e hipotiroidismo.
La sospecha de carencia de selenio se basa en los factores personales y en los síntomas. Si es posible, se realizan análisis de sangre para detectar este déficit.
El tratamiento con suplementos de selenio suele ser suficiente para la recuperación completa. La ingesta de estos suplementos previene la miocardiopatía derivada de la enfermedad de Keshan, pero no la cura.