Los tumores óseos se deben al crecimiento de células anormales en los huesos.
Los tumores óseos pueden ser cancerosos (malignos) o no cancerosos (benignos).
Los tumores cancerosos pueden comenzar en el hueso (cáncer primario) o comenzar en otros órganos (como la mama o la próstata) y diseminarse hasta el hueso (cáncer metastásico).
Los tumores pueden originar un dolor óseo inexplicable que empeora progresivamente, tumefacción, o una propensión a que se produzcan fracturas con facilidad.
El diagnóstico se basa a veces en los resultados de las pruebas de imagen (como radiografía, tomografía computarizada, o resonancia magnética nuclear) pero a menudo requiere la extracción de una muestra de tejido del tumor o del hueso para examinarla al microscopio (biopsia).
Los tumores óseos pueden ser no cancerosos o cancerosos y primarios o metastáticos.
Los tumores óseos primarios originalmente comienzan en el hueso. Los tumores óseos primarios pueden ser no cancerosos o cancerosos.
Los tumores óseos metastásicos son cánceres que se han diseminado (han hecho metástasis) al hueso desde otras zonas del cuerpo (por ejemplo desde la mama o desde la próstata, véase también Desarrollo y diseminación del cáncer). Los tumores óseos metastásicos son siempre cancerosos.
En los niños, la mayoría de los tumores óseos son primarios y no cancerosos. Algunos tumores óseos (como el osteosarcoma y el sarcoma de Ewing) son primarios y cancerosos. Muy pocos son metastásicos (como el neuroblastoma y el tumor de Wilms).
En los adultos, la mayoría de los tumores óseos cancerosos son metastásicos. En general, los tumores óseos no cancerosos son relativamente frecuentes, pero los tumores óseos primarios cancerosos son poco frecuentes: afectan a unas 3900 personas cada año en Estados Unidos. Esta cifra no incluye el mieloma múltiple, un cáncer que se desarrolla en la médula ósea, dentro del hueso, en lugar de hacerlo en el tejido óseo duro que conforma el hueso.
Aunque los tumores óseos benignos no hacen metástasis, algunos tipos crecen rápidamente y destruyen los tejidos cercanos.
Mieloma múltiple
El mieloma múltiple (véase también Trastornos de las células plasmáticas: mieloma múltiple) se produce sobre todo en adultos mayores y afecta la médula ósea (el tejido hematopoyético del interior de la cavidad ósea) en lugar del tejido duro que forma el hueso. Por lo tanto, se suele considerar un cáncer de la médula ósea y no un cáncer del hueso en sí (a diferencia de los tumores óseos cancerosos primarios). El mieloma múltiple es más frecuente que los cánceres del tejido óseo cortical.
Síntomas de los tumores óseos
La persona afectada tiene a veces un bulto indoloro en un hueso que, con el tiempo, se vuelve doloroso; sin embargo, el primer síntoma de un tumor óseo suele ser el dolor óseo. El dolor puede ser intenso. El dolor puede aparecer al cargar peso o al estar en reposo (especialmente por la noche) y tiende a empeorar progresivamente. A veces, un tumor, especialmente si es canceroso, debilita gradualmente un hueso. La debilidad facilita la rotura (fractura) del hueso mientras se llevan a cabo actividades cotidianas (este tipo de fractura se denomina fractura patológica).
Diagnóstico de los tumores óseos
Radiografías
A menudo resonancia magnética nuclear (RMN) y, a veces, tomografía computarizada (TC) o tomografía por emisión de positrones con TC (PET-TC)
A veces, gammagrafía ósea
Biopsia
Cuando hay dolor de forma permanente en una articulación o extremidad, incluso cuando no se está utilizando, el médico habitualmente realiza una radiografía. La radiografía puede mostrar un aspecto anormal del hueso, un crecimiento atípico o una cavidad en el hueso. Aunque los médicos pueden visualizar estas anomalías en la radiografía, con frecuencia no pueden afirmar de forma concluyente si un tumor es o no canceroso. No obstante, algunos tumores pueden identificarse como benignos mediante una radiografía. Por ejemplo, esta identificación es posible con frecuencia en la enfermedad ósea de Paget, los encondromas, los quistes óseos, los fibromas no osificantes y la displasia fibrosa.
Si la radiografía no ofrece al médico suficiente información, la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) ayudan a menudo a determinar la localización exacta y el tamaño del tumor. Sin embargo, estas pruebas no suelen proporcionar un diagnóstico específico.
El médico puede indicar una gammagrafía ósea para identificar las localizaciones de muchos tumores a la vez porque esta prueba permite visualizar todo el esqueleto.
Los médicos también pueden solicitar una tomografía por emisión de positrones (PET o escáner PET), generalmente en forma de PET combinado con escáner mediante tomografía computarizada (PET-TC). La tomografía por emisión de positrones (PET) y la tomografía por emisión de positrones mediante tomografía computarizada (PET-TC) son otro tipo de pruebas de diagnóstico por la imagen que pueden mostrar la ubicación de un cáncer, los lugares a los que se haya diseminado y su respuesta al tratamiento.
Si la existencia de cáncer es una posibilidad razonable, suele ser necesaria una biopsia para el diagnóstico. Se pueden practicar tres tipos de biopsias dependiendo del tumor:
Biopsia por aspiración
Biopsia por punción con aguja gruesa
Biopsia abierta
Muchos tumores pueden ser biopsiados.
En una biopsia por aspiración el médico inserta una aguja en el tumor y extrae algunas células. No se necesita incisión. Sin embargo, como la aguja empleada es muy fina, a veces se toman en la muestra solo células normales y ninguna cancerosa, incluso aunque las cancerosas estén situadas justo al lado de las normales.
La biopsia por punción con aguja gruesa se practica con una aguja más gruesa para poder extraer y examinar un número mayor de células. Las biopsias por aspiración y núcleo se realizan mediante el uso de agujas, por tanto se consideran biopsias con aguja. Las biopsias con aguja se realizan a menudo con guía ecográfica o radiografía (fluoroscopia o TC) para aumentar la precisión.
Una biopsia abierta es un procedimiento quirúrgico. A veces se practica una biopsia abierta cuando se necesita más tejido para que el médico pueda establecer un diagnóstico adecuado. En este procedimiento, el cirujano practica una incisión a través de la piel hacia los tejidos más profundos para obtener una muestra suficiente para el diagnóstico. Este procedimiento a veces se puede llevar a cabo durante la intervención quirúrgica para tratar el tumor. Si se extirpa una parte del tumor, el procedimiento se denomina biopsia por incisión; si se extirpa la totalidad del tumor, se denomina biopsia por escisión.
Más información
The American Cancer Society: Cancer Facts & Figures 2022