Los pacientes que comunican debilidad pueden indicar cansancio, torpeza o verdadera debilidad muscular. Por lo tanto, el examinador debe definir la característica precisa de los síntomas, que incluyen la localización exacta, el momento de aparición, los factores desencadenantes y atenuantes, y los signos y síntomas asociados.
Se inspeccionan los miembros para buscar debilidad (cuando se extiende un miembro debilitado, se desvía hacia abajo), el temblor y otros movimientos involuntarios. Se evalúa la fuerza de grupos musculares específicos contra resistencia y comparando un lado del cuerpo con el otro. Sin embargo, el dolor puede impedir un esfuerzo completo durante el examen de la fuerza.
En caso de debilidad histérica o fingida, la resistencia al movimiento puede ser normal al principio, seguida por una brusca disminución o los pacientes podrían no usar los músculos accesorios en forma apropiada. Por ejemplo, los pacientes con debilidad verdadera del deltoides utilizan los músculos accesorios que alejan el tronco y el cuello del deltoides débil en un intento por evitar que el examinador supere su debilidad. Por el contrario, en pacientes con debilidad deltoidea facticia (p. ej., debido a simulación), el hombro y la cabeza se inclinan hacia el deltoides débil cuando se supera la resistencia de este músculo, lo que indica la falta de fuerza.
Cuando la debilidad es sutil, puede estar indicada por una disminución del balanceo del brazo, una desviación en pronación del brazo extendido, la disminución del uso espontáneo de una extremidad, una pierna en rotación externa, la lentitud que afecta a los movimientos alternantes rápidos o el deterioro de la destreza fina (p. ej., capacidad para ajustarse el cinturón, abrir un alfiler de seguridad o extraer una cerilla de su caja).
Debe detereminarse el grado de fuerza. En la actualidad, se utiliza de manera universal la escala siguiente, desarrollada originariamente por The Medical Research Council del Reino Unido:
0: ausencia de contracción muscular visible
1: contracción muscular visible con movimiento mínimo o sin él
2: movimiento del miembro pero no contra la gravedad
3: movimiento contra la gravedad pero sin resistencia
4: movimiento al menos contra cierta resistencia opuesta por el examinador
5: fuerza completa
El problema de esta escala y de cualquiera similar es la gran gama posible que cabe entre los grados 4 y 5.
La fuerza distal puede ser medida de forma semicuantitativa con un ergómetro manual o con un manguito de presión arterial insuflado que presiona el paciente.
Las pruebas funcionales normalmente ofrecen un cuadro mejor de la relación entre la fuerza y la discapacidad. Cuando el paciente realiza diversas maniobras, se anotan las deficiencias y se cuantifican en la medida de lo posible (p. ej., el número de flexiones de las piernas o de escalones subidos). El proceso de levantarse cuando uno está en cuclillas o de subirse sobre una silla explora la fuerza de la parte proximal de la pierna; la marcha sobre los talones y sobre la punta de los dedos explora la fuerza distal. La necesidad de ayudarse con los brazos para incorporarse de una silla indica una debilidad del cuádriceps. La oscilación del tronco cuando se quiere mover los brazos indica una debilidad de la cintura escapular. Si para alzarse de la posición de decúbito supino se gira al decúbito prono, se pone de rodillas y se recurre a las manos para trepar sobre los muslos hasta adoptar con lentitud la bipedestación (signo de Gowers), esto sugiere una debilidad de la cintura pelviana.
(Véase también Cómo evaluar el sistema motor e Introducción a la exploración neurológica.)