Infecciones cerebrales por helmintos

PorJohn E. Greenlee, MD, University of Utah Health
Revisado/Modificado mar 2022
Vista para pacientes

    Los gusanos helmínticos parasitarios infectan el sistema nervioso central de millones de personas en los países en vías de desarrollo. Las personas infectadas que visitan áreas no endémicas o inmigran a ellas, incluidos los Estados Unidos, pueden presentarse allí. Los gusanos pueden provocar meningitis, encefalitis, masas cerebrales, hidrocefalia, accidente cerebrovascular y mielopatías.

    (Véase también Introducción a las infecciones cerebrales).

    Neurocisticercosis

    (Véase también Cisticercosis).

    Entre los aproximadamente 20 helmintos que son capaces de ocasionar trastornos neurológicos, el gusano del cerdo Taenia solium produce por mucho la mayoría de los casos en el hemisferio occidental. El trastorno resultante es la neurocisticercosis. Después de que una persona ingiere alimento contaminado con los huevos del gusano, las larvas migran hacia los tejidos, incluido el cerebro, la médula espinal y las vías del líquido cefalorraquídeo, y forman quistes. El diámetro de los quistes pocas veces excede 1 cm en el parénquima nervioso, pero puede exceder 5 cm en los espacios del líquido cefalorraquídeo. Los quistes más antiguos con frecuencia se calcifican.

    Los quistes parenquimatosos encefálicos producen pocos síntomas hasta que la muerte de los gusanos desecadena inflamación regional, gliosis y edema, y produce convulsiones (principalmente), déficits neurológicos cognitivos o focales o cambios de la personalidad. Los quistes más grandes en las vías del líquido cefalorraquídeo pueden provocar hidrocefalia obstructiva. Los quistes pueden romperse en el líquido cefalorraquídeo e inducir un meningitis eosinofílica aguda o subaguda. Sin tratamiento, la neurocisticercosis puede causar la muerte; la causa de la muerte incluye encefalitis, meningitis, hidrocefalia y convulsiones no tratadas.

    La neurocisticercosis se sospecha en pacientes que viven o provienen de países en vías de desarrollo y que tienen meningitis eosinofílica o convulsiones inexplicables, déficits cognitivos o focales o cambios de personalidad. Es sugerida por múltiples lesiones quísticas calcificadas que se observan en la TC o la RM. Un agente de contraste puede reforzar las lesiones. El diagnóstico requiere pruebas serológicas en suero y líquido cefalorraquídeo y, en ocasiones, biopsia de los quistes.

    Los antihelmínticos son la terapia de primera línea. El albendazol (7,5 mg/kg por vía oral cada 12 h durante 8 a 30 días; dosis diaria máxima 800 mg) es el antihelmíntico de elección. Como alternativa, puede administrarse praziquantel 20 a 33 mg/kg por vía oral 3 veces al día durante 30 días. La dexametazona 8 mg 1 vez al día IV o por vía oral durante los 2 a 4 primeros días puede reducir la respuesta inflamatoria aguda a medida que los gusanos mueren. Si la terapia antihelmíntica provoca la muerte de muchos microorganismos, el encéfalo puede edematizarse en forma significativa en pacientes con un gran número de quistes, y la terapia antihelmíntica puede no ayudar a los pacientes con un solo quiste. El tratamiento debe ser cuidadosamente individualizado.

    Puede ser necesario el tratamiento con fármacos anticomiciales a corto y largo plazo. También puede ser necesaria la disección quirúrgica de los quistes y las derivaciones ventriculares.

    Otras infecciones por helmintos

    En la esquistosomiasis, se desarrollan granulomas eosinofílicos necrotizantes en el encéfalo, que producen convulsiones, hipertensión intracraneana y déficits neurológicos difusos y focales.

    Los quistes equinocócicos solitarios grandes pueden provocar déficits focales y, en ocasiones, convulsiones.

    La cenurosis, causada por larvas de tenia (Tenia spp), por lo general produce quistes en forma de uvas que pueden obstruir el flujo de salida del LCR en el cuarto ventrículo.

    Los síntomas de estos quistes tardan varias semanas en desarrollarse y, cuando está afectado el encéfalo, incluyen un aumento de la presión intracraneana, convulsiones, pérdida de la consciencia y deficiencias neurológicas focales. Se realizan neuroimágenes y pruebas serológicas para distinguir entre estos quistes y diferenciarlos de la neurocisticercosis.

    La gnatostomiasis, una infección rara por larvas de especies del nematodo Gnathostoma spp, produce trayectos necróticos rodeados por inflamación a lo largo de las raíces nerviosas, la médula espinal y el encéfalo o en la hemorragia subaracnoidea, que produce hipotermia leve, rigidez de cuello, fotofobia, cefalea, déficits neurológicos migratorios (que afectan en ocasiones el VI y VII nervio craneal) y parálisis. La gnatostomiasis se sospecha en viajeros que regresan y en residentes de partes de Asia, Oriente Medio, Europa, África y América Central o del Sur que tienen tumefacciones migratorias en la piel o meningitis eosinofílica de causa desconocida. El diagnóstico requiere neuroimágenes y pruebas de LCR.

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