Cáncer testicular

PorThenappan Chandrasekar, MD, University of California, Davis
Revisado/Modificado oct 2023
Vista para pacientes

El cáncer testicular comienza como una masa en el escroto, que en general no es dolorosa. El diagnóstico se realiza con una ecografía. El tratamiento incluye orquiectomía y, a veces, resección de los ganglios linfáticos, radioterapia, quimioterapia o una combinación de ellas, según la histología y el estadio.

En los Estados Unidos, ocurren about de 9190 nuevos casos de cáncer testicular y alrededor de 470 muertes (estimaciones de 2023) cada año (1). El cáncer testicular es el cáncer sólido más común en los varones de 15 a 35 años. La incidencia es 2,5 a 20 veces más elevada en pacientes con criptorquidia. Este riesgo disminuye o desaparece si se realiza una orquidopexia antes de los 10 años. El cáncer puede desarrollarse también en el testículo contralateral con descenso normal. La causa del cáncer testicular se desconoce.

La mayoría de los cánceres testiculares se originan en las células germinales primordiales. Los tumores de las células germinales se clasifican como seminomas (40%) o no seminomas (los tumores que contienen cualquier elemento diferente de un seminoma; 60%). Los no seminomas incluyen teratomas, carcinomas embrionarios, tumores del seno endodérmico (tumores del saco vitelino) y coriocarcinomas. Las combinaciones histológicas son comunes; p. ej., un teratocarcinoma contiene componentes de teratoma más carcinoma embrionario. Los carcinomas funcionantes de células intersticiales testiculares son raros (< 5%).

Incluso los pacientes con tumores aparentemente localizados pueden tener metástasis ocultas en los ganglios o en las vísceras. Por ejemplo, casi el 30% de los pacientes con cáncer no seminoma tiene recidivas con metástasis ganglionares o viscerales si no se somete a ningún tratamiento después de la orquiectomía. El riesgo de metástasis es mayor para el coriocarcinoma y menor para el teratoma.

Los tumores originados en el epidídimo, los apéndices testiculares y el cordón espermático suelen ser fibromas benignos, fibroadenomas, tumores adenomatoides y lipomas. En ocasiones aparecen sarcomas, más comúnmente rabdomiosarcomas, especialmente en niños.

Referencia general

  1. 1. American Cancer Society: Key statistics for testicular cancer. Accedido el 10 de septiembre de 2023.

Síntomas y signos del cáncer testicular

La mayoría de los pacientes consultan por una masa escrotal, que es indolora o a veces se asocia con un dolor sordo y sostenido. En algunos pocos pacientes, una hemorragia dentro del tumor puede producir dolor local agudo y sensibilidad al tacto. Muchos descubren la masa por sí mismos después de un traumatismo menor del escroto. En raras ocasiones, los pacientes con enfermedad ampliamente metastásica presentan síntomas relacionados con sus metástasis (p. ej., dolor abdominal, lumbalgia, confusión o cefaleas, disnea, dolor torácico).

Diagnóstico de cáncer testicular

  • Ecografía para observar las masas escrotales

  • Exploración si hay una masa testicular

  • Estadificación por TC abdominal, pelviana y de tórax, así como examen de los tejidos

  • Marcadores tumorales séricos como alfa-fetoproteína (AFP) y beta-HCG (gonadotrofina coriónica humana)

Muchos pacientes descubren la masa ellos mismos durante un autoexamen. Debe fomentarse el autoexamen mensual entre los varones jóvenes.

El origen y la naturaleza de las masas escrotales debe determinarse con exactitud, porque la mayoría de las masas testiculares son malignas, pero la mayoría de las masas extratesticulares no lo son; distinguir entre las dos durante la evaluación física puede ser difícil. La ecografía del escroto puede confirmar el origen testicular. Si se confirma una masa testicular, se deben medir los marcadores tumorales séricos (AFP, beta-HCG y lactato deshidrogenasa [LDH]) y obtener una radiografía de tórax. Los marcadores séricos pueden ayudar a diferenciar masas benignas de cancerosas, pero los resultados no son definitivos. Luego, está indicada la orquiectomía radical a través de un abordaje inguinal; el cordón espermático se expone y se ocluye con una pinza antes de manipular el testículo anormal.

Si se confirma el cáncer, es necesaria una TC de abdomen, pelvis y tórax para establecer la estadificación clínica con el sistema estándar TNM (tumor, ganglio, metástasis) (véase tablas Estadificación del cáncer testicular de AJCC/TNM y Definiciones de TNM y marcadores séricos para el cáncer testicular). Los tejidos obtenidos durante el tratamiento (que en general es la orquiectomía inguinal radical) brindan información histopatológica importante, en especial sobre la proporción de los tipos histológicos y la presencia de invasión vascular intratumoral o linfática. Esta información puede predecir el riesgo de metástasis ocultas en los ganglios linfáticos o las vísceras. Los pacientes con tipos de tumores diferentes de los seminomas tienen un 30% de riesgo de recurrencias, a pesar de tener lo que parece ser una enfermedad localizada. Los seminomas son recurrentes en un 15% de estos pacientes.

Tabla
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Tratamiento del cáncer testicular

  • Orquiectomía inguinal radical

  • Radioterapia o quimioterapia para los seminomas

  • Generalmente, quimioterapia o resección de los ganglios linfáticos retroperitoneales para los tumores no seminomatosos

  • Vigilancia activa

La orquiectomía inguinal radical es la base fundamental del tratamiento, y brinda además importante información para el diagnóstico; también ayuda a formular el plan de tratamiento posterior. Durante la orquiectomía, puede colocarse una prótesis testicular cosmética. Las prótesis de silicona no suelen estar disponibles debido a los problemas asociados con los implantes mamarios. Sin embargo, se han desarrollado implantes salinos. Para los varones que deseen conservar su capacidad reproductiva, una posibilidad es la preservación en un banco de semen antes de la radioterapia o la quimioterapia.

Radioterapia

Una opción para el seminoma después de la orquidectomía unilateral es la radioterapia, por lo general con 20 a 40 grays (Gy; se usan dosis más altas para pacientes con una masa ganglionar) desde las regiones paraaórticas hasta el diafragma. La región ilioinguinal ipsilateral ya no se trata en forma rutinaria. En ocasiones, también se irradian el mediastino y la región supraclavicular izquierda, dependiendo del estadio clínico. Sin embargo, en la etapa I de la enfermedad, el carboplatino en una sola dosis ha reemplazado en gran parte a la radioterapia debido a las preocupaciones por la toxicidad cardiovascular a largo plazo y una mayor incidencia de cánceres secundarios y muerte con radioterapia. No hay papel para la radioterapia en el tumor no seminomatoso.

Resección de los ganglios linfáticos

Para los no seminomas, muchos expertos consideran como tratamiento estándar el vaciamiento retroperitoneal. Para los tumores de estadio clínico 1 en pacientes sin factores pronósticos que indiquen probabilidad de recidivas, una alternativa es la vigilancia activa (determinaciones frecuentes de los marcadores séricos, radiografías del tórax, TC). Las masas ganglionares retroperitoneales de tamaño intermedio requieren la resección de los ganglios y quimioterapia (p. ej., bleomicina, etopósido, cisplatino), pero la secuencia óptima no está aclarada aún.

El vaciamiento de los ganglios linfáticos se realiza por laparoscopia en algunos centros. El efecto adverso más común de este tratamiento es la imposibilidad de eyacular. Sin embargo, a menudo es posible una resección con conservación de los nervios, en especial para tumores de etapas iniciales, que suele preservar la eyaculación.

Quimioterapia

Las masas ganglionares > 5 cm, las metástasis en ganglios linfáticos por encima del diafragma, las metástasis viscerales o el aumento persistente de los marcadores tumorales requieren quimioterapia combinada inicial basada en platino seguida quirúrgica de consolidación para las masas residuales (si los marcadores tumorales se normalizan con terapia sistémica). Este tratamiento por lo general controla al tumor a largo plazo. La fertilidad suele estar afectada; por lo tanto, debe considerarse la conservación de espermatozoides en banco antes del tratamiento. Sin embargo, no se ha demostrado que haya ningún riesgo para el feto si se logra el embarazo.

Vigilancia

Se prefiere con intensidad la vigilancia para los pacientes con seminoma en estadio 1 o tumores de células germinales no seminomatosos, aunque muchos médicos no ofrecen esta opción porque requiere protocolos de seguimiento estrictos y un cumplimiento excelente por parte del paciente para ser seguro. Es más común que se la ofrezca a aquellos con bajo riesgo de recidivas. Los pacientes de alto riesgo suelen recibir terapia adyuvante, sea disecciones de los ganglios linfáticos retroperitoneales o 1 a 2 ciclos de quimioterapia.

Recidivas

Las recidivas no seminomatosas suelen tratarse con quimioterapia, aunque la disección retroperitoneal tardía de los ganglios linfáticos puede ser apropiada para algunos pacientes con recidiva ganglionar, marcadores tumorales normales y sin evidencia de metástasis viscerales.

Pronóstico del cáncer testicular

El pronóstico depende de la histología y el tamaño del tumor. La tasa de supervivencia a 5 años es > 95% para pacientes con seminoma o no seminoma localizado en el testículo, o con no seminoma y metástasis pequeñas en el retroperitoneo. La tasa de supervivencia a 5 años para aquellos con metástasis retroperitoneales grandes o con metástasis pulmonares o de otras vísceras varía desde el 48% (para algunos no seminomas) hasta > 80%, según el sitio, el volumen y la histología de las metástasis, pero incluso los pacientes con enfermedad avanzada en el momento del diagnóstico pueden curarse.

Conceptos clave

  • Cáncer testicular, que es el cáncer sólido más común en varones de 15 a 35 años y a menudo es curable, en particular el seminoma.

  • Los tumores escrotales se evalúan con ecografía y, si son testiculares, se puede obtener una radiografía de tórax y medir los niveles de AFP (alfa-fetoproteína), beta-HCG (gonadotropina coriónica humana) y LDH (lactato deshidrogenasa).

  • El tratamiento primario es la orquiectomía inguinal radical, seguida de vigilancia, quimioterapia, radioterapia o disección de los ganglios linfáticos retroperitoneales.

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