Introducción a los esguinces y otras lesiones de tejidos blandos

PorDanielle Campagne, MD, University of California, San Francisco
Revisado/Modificado jul 2023
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Datos clave

Los esguinces son desgarros en los ligamentos (tejidos que conectan un hueso con otro). Otras lesiones de tejidos blandos incluyen desgarros en los músculos (distensiones) y desgarros (roturas) en los tendones (tejidos que conectan los músculos con los huesos).

  • La mayoría de las lesiones de los músculos y de los tejidos que los unen entre sí son el resultado de traumatismos o de un uso excesivo.

  • La zona lesionada duele (especialmente cuando se usa), suele estar hinchada y puede estar amoratada.

  • También pueden estar presentes o desarrollarse con posterioridad otras lesiones, como fracturas, luxaciones, lesiones de los vasos sanguíneos y nervios, síndrome compartimental, infecciones y problemas articulares a largo plazo.

  • A veces los médicos pueden diagnosticar estos problemas basándose en los síntomas, las circunstancias causantes de la lesión y los resultados de la exploración, pero a veces se necesitan radiografías u otras pruebas de diagnóstico por la imagen.

  • La mayoría de las lesiones cicatrizan bien y ocasionan pocos problemas, pero el tiempo que tardan en curarse varía, dependiendo de muchos factores, como la edad del paciente, el tipo y la gravedad de la lesión y la presencia de otros trastornos.

  • El tratamiento depende del tipo y la gravedad de la lesión y puede incluir analgésicos, PRICE (protección, reposo, hielo -ice-, compresión y elevación) inmovilización de la parte lesionada (por ejemplo, con un yeso o una férula), y a veces cirugía.

Los huesos, los músculos y los tejidos que los conectan (ligamentos, tendones y otros tejidos conjuntivos, llamados en conjunto partes blandas) constituyen el sistema musculoesquelético. Estas estructuras proporcionan al cuerpo su forma y su estabilidad, haciendo que pueda moverse.

Los tejidos del sistema musculoesquelético pueden dañarse de diversas maneras:

  • Esguinces: los ligamentos (que unen los huesos entre sí) se pueden desgarrar.

  • Esguinces: los músculos se pueden desgarrar.

  • Rotura de tendones: los tendones (que unen el músculo al hueso) se pueden romper.

  • Fracturas: los huesos se pueden agrietar o romper. Por lo general, los tejidos circundantes también se lesionan.

  • Luxaciones: los huesos de las articulaciones pueden estar totalmente separados unos de otros (lo que se denomina luxación) o sólo parcialmente fuera de su posición (lo que se denomina subluxación).

Los esguinces, las distensiones y otras lesiones musculoesqueléticas varían mucho tanto en gravedad como en el tipo de tratamiento necesario.

Los esguinces y distensiones pueden ser

  • Leves (1r grado): las fibras de los músculos o ligamentos se estiran pero no se rompen o solo se rompen unas pocas.

  • Moderados (2° grado): se rompen desde algunas fibras hasta casi la totalidad.

  • Graves (3r grado): se rompen todas las fibras.

Los tendones también se pueden romper total o parcialmente. Si un tendón está completamente roto, la parte del cuerpo afectada por lo general no se puede mover. Si sólo una parte del tendón se desgarra, el movimiento no se ve afectado, pero el tendón puede seguir desgarrándose y más tarde puede romperse por completo, sobre todo si el paciente ejerce una fuerza considerable sobre la parte afectada.

Muchos desgarros parciales de los ligamentos, tendones o músculos sanan espontáneamente.

Los desgarros completos a menudo requieren cirugía.

Un hueso fracturado o luxado (dislocado) puede dañar gravemente los músculos y otros tejidos blandos. La piel, los nervios, los vasos sanguíneos y los órganos también pueden dañarse. Estas lesiones pueden causar problemas de forma temporal o permanente.

Con mucha frecuencia, las lesiones de los tejidos blandos afectan las extremidades, pero pueden afectar cualquier parte del cuerpo, como el cuello o la espalda.

Causas de los esguinces y otras lesiones de tejidos blandos

El traumatismo es la causa más frecuente de una lesión de partes blandas y otras lesiones del sistema musculoesquelético.

El traumatismo incluye

  • Una fuerza directa, como sucede en las caídas o en accidentes de tráfico o durante la práctica de algunos deportes, como el rugby

  • Las lesiones por desgaste, como ocurre durante las actividades diarias o como resultado de movimientos vibratorios o sacudidas

  • El uso excesivo, como sucede con el sobreentrenamiento deportivo

La gravedad de la lesión depende en parte de la intensidad del traumatismo.

Los esguinces y los tirones (distensiones) son lesiones deportivas frecuentes. Por ejemplo, pueden ocurrir durante la carrera, especialmente cuando los atletas cambian repentinamente de dirección, o durante el entrenamiento de fuerza, por ejemplo cuando los levantadores de pesas lanzan o tiran el peso bruscamente en lugar de moverse de forma lenta y suave.

Síntomas de los esguinces y otras lesiones de tejidos blandos

El síntoma más claro de lesión de parte blanda es

  • Dolor

La parte lesionada duele, especialmente cuando el sujeto trata de cargar peso o mover la extremidad. La zona que rodea a la lesión es dolorosa al tacto. Otros síntomas incluyen

  • Hinchazón

  • Hematomas o alteración de la coloración

  • Espasmos musculares (contracción involuntaria de los músculos)

  • Incapacidad para usar la parte lesionada con normalidad

  • Posiblemente pérdida de la sensibilidad (entumecimiento o sensaciones anómalas)

  • Una parte que se ve deformada, doblada o fuera de su posición (lo que sugiere que también se ha producido una fractura o una luxación)

La parte lesionada (como un brazo, una pierna, una mano, un dedo de la mano o un dedo del pie) a menudo no se puede mover, normalmente porque el movimiento es doloroso y/o una estructura (músculo, tendón o ligamento) está lesionada.

La hinchazón puede tardar varias horas en aparecer. Si no se produce hinchazón dentro de este periodo, es poco probable que se produzca un esguince grave.

Se producen hematomas cuando existe un sangrado por debajo de la piel. La sangre procede de vasos sanguíneos rotos de los tejidos lesionados. Al principio, el moratón es de color negro violáceo y se va tornando entre verde y amarillo a medida que la sangre se descompone y el organismo la reabsorbe. Esta puede desplazarse a bastante distancia de la lesión, lo que causa un hematoma de grandes dimensiones o bien un hematoma a cierta distancia de la zona lesionada. Por ejemplo, un hematoma en la frente puede hacer que aparezca más adelante un hematoma bajo los ojos. La sangre puede tardar semanas en reabsorberse. La sangre acumulada produce dolor temporal y rigidez en las estructuras circundantes.

Debido a que los movimientos de la parte lesionada son dolorosos, el paciente generalmente no quiere realizar movimientos. Si el paciente no puede hablar (como en el caso de niños pequeños o ancianos), la negativa a mover una parte del cuerpo puede ser el único signo de una lesión. Sin embargo, algunas lesiones no impiden a la persona afectada mover la zona lesionada. El hecho de que la zona lesionada pueda moverse no significa que no haya lesión.

Complicaciones de los esguinces y otras lesiones de tejidos blandos

Las lesiones de las partes blandas pueden ir acompañadas de otros problemas (complicaciones) u ocasionarlos. Por ejemplo, es posible que la extremidad lesionada ya no pueda funcionar normalmente. Sin embargo, las complicaciones graves son infrecuentes. El riesgo de complicaciones graves aumenta si la piel se rompe o si se lesionan los vasos sanguíneos o los nervios.

Algunas complicaciones (como la lesión de los vasos sanguíneos y los nervios) se producen durante las primeras horas o días después de la lesión. Otras (como los defectos de consolidación y los problemas relacionados con las articulaciones) se desarrollan con el tiempo.

Hemorragia

Las lesiones importantes de los tejidos blandos causan sangrado debajo de la piel (hematomas).

Si una persona está tomando un medicamento para prevenir la formación de coágulos sanguíneos (un anticoagulante), una lesión relativamente menor pueden causar un sangrado importante.

Lesiones de los vasos sanguíneos

Con muy poca frecuencia, lo que parece ser un esguince grave (por ejemplo, de la rodilla) puede ser una luxación que se ha deslizado nuevamente a su posición por sí sola. Estas luxaciones pueden dañar una arteria e interrumpir el flujo sanguíneo hacia el miembro lesionado. La interrupción del suministro de sangre puede no causar ningún síntoma hasta varias horas después de la lesión. Si no se trata, este daño puede conducir a la pérdida de la extremidad.

Lesión neurológica

A veces los nervios están estirados, magullados, aplastados o desgarrados. Un traumatismo directo puede contundir o aplastar un nervio. Un aplastamiento provoca una lesión más importante que una contusión. El daño a los nervios causa entumecimiento y, a veces, hormigueo en el área donde el nervio está dañado. Estas lesiones suelen curarse por sí mismas a lo largo de semanas, meses o años, en función de la gravedad de la enfermedad. Los nervios lacerados no sanan por sí solos y pueden necesitar una reparación quirúrgica. Algunas lesiones nerviosas nunca sanan por completo.

Problemas articulares

Las articulaciones pueden endurecerse si deben mantenerse inmóviles durante un tiempo prolongado, por ejemplo, mientras se aplica una férula o una escayola. La rodilla, el codo y el hombro son particularmente propensos a desarrollar rigidez después de una lesión, especialmente en personas mayores.

Generalmente es necesaria la fisioterapia para prevenir la rigidez y ayudar a que la articulación se mueva lo más normalmente posible.

Los esguinces graves pueden producir una inestabilidad articular. El hecho de tener articulaciones inestables puede ser incapacitante y aumenta el riesgo de artrosis. El tratamiento adecuado puede ayudar a prevenir problemas permanentes.

Síndrome compartimental

Con muy poca frecuencia, la hinchazón (por lo general debajo de una escayola) es lo suficientemente grave como para contribuir al síndrome compartimental. Debido a que la inflamación ejerce presión sobre los vasos sanguíneos cercanos, el flujo de sangre a la extremidad lesionada se reduce o se interrumpe. Como resultado, los tejidos de la extremidad pueden lesionarse o morir, y el miembro puede tener que ser amputado.

Diagnóstico de los esguinces y otras lesiones de tejidos blandos

  • Evaluación médica

  • Radiografías, si es necesario, para detectar fracturas

  • A veces resonancia magnética nuclear o tomografía computarizada

Para diagnosticar esguinces, distensiones y lesiones de los tendones, los médicos formulan preguntas detalladas sobre la lesión y realizan una exploración física completa. El diagnóstico de las lesiones de partes blandas se suele basar en esta información y en los resultados de la exploración clínica.

Si se produce un problema musculoesquelético de forma brusca, se debe decidir si se acude a un servicio de urgencias, si se avisa al médico de familia, o si se espera para ver si el problema (dolor, hinchazón u otros síntomas) mejora o desaparece.

Se debe llevar al paciente al servicio de urgencias, a menudo en ambulancia, si presenta cualquiera de los siguientes casos:

  • El problema es evidentemente grave (por ejemplo, si es el resultado de un accidente de tráfico o si el paciente no puede mover la parte del cuerpo lesionada).

  • Se sospecha que el paciente tiene una fractura (una posible excepción es la sospecha de una fractura del extremo de un dedo del pie).

  • Se sospecha que se ha producido una luxación grave o una lesión grave de partes blandas (como una rotura tendinosa o un esguince o una distensión graves).

  • Sufre varias lesiones.

  • Tiene síntomas de presentar alguna complicación, por ejemplo, pérdida de sensibilidad en la parte del cuerpo afectada, incapacidad para mover con normalidad la parte afectada, piel fría o azulada, o pérdida de fuerza en la parte lesionada.

  • No puede apoyarse sobre la extremidad afectada.

  • Inestabilidad de la articulación lesionada.

Debe llamarse al médico si

  • La lesión causa dolor o hinchazón, pero la extremidad lesionada no parece fracturada o gravemente lesionada.

Si nada de lo anterior es aplicable y la lesión parece menor, se puede llamar al médico o esperar y ver si el problema desaparece por sí solo.

Si las lesiones son el resultado de un accidente grave, la primera prioridad del médico es

  • Comprobar si hay lesiones graves y complicaciones, como una herida abierta, una lesión nerviosa, una pérdida importante de sangre, una alteración del flujo sanguíneo o un síndrome compartimental, que puede aparecer cuando el suministro de sangre a un miembro lesionado está reducido o bloqueado

Por ejemplo, el médico comprueba si existe entumecimiento, mide la tensión arterial (que está baja en las personas que han perdido una gran cantidad de sangre), comprueba los pulsos (que están ausentes o débiles cuando se interrumpe el flujo de sangre), y busca otros signos que indiquen una alteración del flujo sanguíneo, como palidez o frialdad de la piel. Si alguna de estas lesiones y complicaciones están presentes, el médico las trata según sea necesario, y luego continúa con la evaluación.

Las personas deben someterse a revisiones para detectar fracturas y luxaciones, así como lesiones de ligamentos, tendones y músculos. En ocasiones, antes de realizar una parte de esta evaluación, los médicos deben asegurarse en primer lugar de que no haya fracturas.

Descripción de la lesión

El médico pide a la persona afectada (o a alguien que presenciara la situación) que describa lo que pasó. El paciente puede no recordar cómo se produjo una lesión o no lo puede describir con precisión. Saber cómo tuvo lugar la lesión puede ayudar al médico a determinar de qué tipo de lesión se trata. Por ejemplo, si el paciente refiere que se produjo un chasquido o un estallido, la causa puede ser una lesión en un ligamento o tendón (o una fractura). Además, el médico pregunta en qué dirección se forzó la articulación en el momento de la lesión. Esta información ayuda a los médicos a determinar qué ligamentos y/o huesos pueden ser afectados.

El médico también pregunta cuándo empezó el dolor. Si se inicia inmediatamente después de la lesión, la causa puede ser un esguince severo. Si el dolor comenzó horas a días después, la lesión suele ser menor. Si el dolor es más intenso de lo esperado para el traumatismo o si empeora de forma progresiva durante las primeras horas después de la lesión, se puede haber desarrollado un síndrome compartimental o puede haberse interrumpido el flujo sanguíneo.

También se le pregunta a la persona afectada sobre lesiones pasadas y sobre el uso de fármacos que pueden aumentar el riesgo de desgarros en los tendones (incluidos los corticoesteroides y los antibióticos fluoroquinolónicos, como la ciprofloxacina).

Exploración física

La exploración física incluye los siguientes aspectos (en orden de prioridad):

  • Comprobar la presencia de daños en los vasos sanguíneos cercanos a la parte del cuerpo lesionada

  • Comprobar la presencia de lesiones en los nervios próximos a la zona lesionada

  • Examinar y mover la parte lesionada

  • Explorar las articulaciones situadas por encima y por debajo de la parte lesionada

Para verificar si hay signos de daño en los vasos sanguíneos y alteración del flujo sanguíneo, los médicos comprueban los pulsos y el color y la temperatura de la piel. Cuando el flujo sanguíneo se interrumpe (como puede ocurrir en el síndrome compartimental), los pulsos pueden estar ausentes o débiles y la piel puede estar pálida y fría. Los médicos miden la presión arterial, que generalmente es baja en personas que han perdido mucha sangre.

Para comprobar la existencia de lesión nerviosa, el médico evalúa la sensibilidad de la piel (si la persona afectada puede sentir con normalidad) y pregunta al paciente si nota sensaciones anómalas, como una sensación de pinchazos, hormigueo o entumecimiento. Si existen sensaciones anómalas puede existir una lesión nerviosa.

El médico palpa con cuidado la zona lesionada para determinar si duele al tacto y si los tendones o los músculos se palpan de forma anormal. Si hay una fractura o una luxación, los médicos pueden palpar los huesos fragmentados o los huesos que están fuera de lugar. El médico también comprueba si hay inflamación y hematomas. Además, pregunta si el paciente puede utilizar, apoyar y mover la parte lesionada.

Los médicos comprueban la estabilidad de una articulación moviéndola suavemente de manera que se ejerza presión sobre la misma (lo que se denomina prueba de esfuerzo). Si la articulación se nota muy inestable, los médicos sospechan una lesión grave del ligamento (o una luxación). Sin embargo, si existe posibilidad de fractura, primero se realizan radiografías para determinar hasta qué punto es seguro mover la articulación. A veces, las pruebas de esfuerzo se retrasan hasta que el dolor disminuye.

El movimiento de la articulación afectada también puede ayudar al médico a determinar la gravedad de la lesión. Por ejemplo, puede determinar la gravedad de un esguince (una rotura de un ligamento) en función de lo que pueda desplazar la articulación y la intensidad del dolor generado por el movimiento. Cuando un ligamento se desgarra parcialmente, mover la articulación es muy doloroso. Cuando un ligamento está completamente desgarrado, mover la articulación es menos doloroso debido a que el ligamento roto no se estira conforme se mueve la articulación. Una articulación por lo general se puede mover más libremente cuando un ligamento está roto que cuando no lo está, y se puede mover con más libertad cuando un ligamento está completamente desgarrado que cuando se rompe parcialmente.

Debido a que los tendones conectan los músculos a los huesos, el médico a menudo puede determinar la gravedad de una lesión en el tendón al mover el músculo al que se une el tendón. Cuando un tendón está completamente roto, aunque se muevan los músculos que están unidos al tendón no se puede mover el hueso. Por ejemplo, si el tendón de Aquiles (que une los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón) está completamente roto, no se puede mover el pie. Las roturas parciales pueden ser difíciles de detectar debido a que la articulación parece moverse con normalidad.

Si la exploración física no detecta un problema en la articulación identificada como dolorosa, la lesión puede estar en otro lugar. Este tipo de dolor se denomina dolor referido. Por ejemplo, si la articulación que se encuentra entre el esternón y la clavícula está lesionada, la persona puede sentir dolor en el hombro. Por lo tanto, para detectar lesiones, los médicos siempre examinan la articulación por encima y por debajo de la articulación dolorida.

Si el dolor o los espasmos musculares dificultan la exploración, el médico puede administrar a la persona afectada un calmante y/o un relajante muscular por vía oral o mediante una inyección, o bien puede inyectar un anestésico local en la zona lesionada para facilitar la exploración. También se puede inmovilizar la parte lesionada hasta que los espasmos se detengan, generalmente durante unos días, y luego examinarla.

Pruebas

Las pruebas de diagnóstico por la imagen se realizan para detectar posibles fracturas y dislocaciones (luxaciones) e identificar lesiones de partes blandas. Estas pruebas incluyen

  • Radiografías, si es necesario

  • Resonancia magnética nuclear (RMN)

  • A veces, una tomografía computarizada (TC).

Las radiografías no siempre son necesarias. No muestran las lesiones en los ligamentos, tendones o músculos. Solo muestran los huesos (y el líquido que se acumula alrededor de una articulación lesionada). Sin embargo, se pueden realizar radiografías para detectar fracturas y luxaciones, que también pueden estar presentes. Además, las radiografías pueden mostrar anomalías en la posición de los huesos que pueden sugerir un esguince u otra lesión en los tejidos blandos.

Las radiografías, si son necesarias, generalmente se toman desde dos ángulos distintos como mínimo. En presencia de fractura, se puede determinar si los fragmentos del hueso están alineados mediante dos radiografías.

La RMN puede mostrar las partes blandas, que generalmente no son visibles en las radiografías. Por tanto, la RMN ayuda a detectar lesiones en los tendones, los ligamentos, los cartílagos y los músculos.

Se puede realizar una TC o una RMN para detectar fracturas imperceptibles, que pueden acompañar a una lesión en los tejidos blandos.

Se pueden realizar otras pruebas para determinar la presencia de lesiones que pueden acompañar a una lesión de partes blandas:

  • Angiografía (radiografías o tomografías computarizadas obtenidas después de inyectar un contraste en las arterias) para comprobar si los vasos sanguíneos están dañados

  • Estudios de conducción nerviosa para detectar lesiones en los nervios

¿Sabías que...?

  • Las radiografías muestran sólo los huesos y por lo tanto por lo general no pueden ayudar al médico a identificar lesiones como esguinces, torceduras y lesiones tendinosas, incluso las más severas.

Tratamiento de los esguinces y otras lesiones de tejidos blandos

  • Tratamiento de cualquier lesión o complicación grave

  • Alivio del dolor

  • Protección, reposo, hielo, compresión y elevación (PRICE, por sus siglas en inglés)

  • Inmovilización, por lo general con una férula o un yeso

  • En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica

Si una persona cree que tiene una lesión grave, debe acudir a un centro de urgencias. Si no puede caminar o presenta varias lesiones, debe ser trasladado en ambulancia. Hasta que pueda conseguirse asistencia médica, se debe hacer lo siguiente:

  • Evitar que la extremidad lesionada se mueva (inmovilizarla) y proporcionarle apoyo con una férula improvisada, un cabestrillo o una almohada

  • Elevar la extremidad, si es posible por encima de la altura del corazón, para limitar la inflamación

  • Aplicar hielo (cubierto por una toalla o un trapo) a la zona lesionada para controlar el dolor y la inflamación

Tratamiento de las lesiones graves

En el servicio de urgencias, los médicos determinan la presencia de lesiones que requieran tratamiento inmediato o que puedan causar complicaciones graves, como el síndrome compartimental. Sin tratamiento, las lesiones pueden empeorar, llegando a ser más dolorosas, siendo más probable que ocasionen una pérdida de función.

Para asegurarse de que la parte lesionada no se vea privada de sangre, se reparan quirúrgicamente las arterias dañadas a menos que estas sean pequeñas y el flujo sanguíneo no esté afectado.

También se reparan quirúrgicamente los nervios cortados, pero esta cirugía se puede retrasar hasta varios días después de la lesión, si es necesario. Si los nervios están comprimidos o contundidos, pueden sanar por sí solos.

Si la piel se rompe, la herida se cubre con un apósito estéril, y se le administra al paciente una vacuna para prevenir el tétanos y antibióticos para ayudar a prevenir la infección. Además, la herida se limpia, por lo general después de utilizar un anestésico local para adormecer la zona.

Después de tratar las lesiones graves, los médicos se centran, según sea necesario, en aliviar los síntomas e inmovilizar las lesiones de tejidos blandos.

Alivio del dolor

El dolor se trata, por lo general con paracetamol (acetaminofeno) y/o analgésicos opiáceos. La aspirina (ácido acetilsalicílico) y otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) también se pueden usar, pero a veces pueden no ser recomendados por un médico, ya que por lo general no son más eficaces que el paracetamol (acetaminofeno) y, en algunas personas, pueden empeorar el sangrado o afectar negativamente la funcionalidad renal.

PRICE

PRICE hace referencia a la combinación de Protección, Reposo, hielo (Ice en inglés), Compresión (presión) y Elevación. Este tratamiento se utiliza para tratar los músculos, los ligamentos y los tendones lesionados.

La protección ayuda a prevenir lesiones añadidas que podrían empeorar la original. Habitualmente se aplica una férula u otro dispositivo.

El reposo evita una lesión mayor y puede acelerar la curación. La persona afectada debe limitar su actividad y evitar apoyar y/o utilizar la parte del cuerpo lesionada. Por ejemplo, no deben participar en deportes de contacto y deben usar muletas si es necesario.

El hielo y la compresión minimizan la inflamación y el dolor. El hielo se aplica mediante una bolsa de plástico, toalla, o un paño que se mantiene durante 15 a 20 minutos cada vez, tan a menudo como sea posible durante las primeras 24 a 48 horas. Por lo general, la compresión se aplica a la herida mediante un vendaje elástico.

La elevación de la extremidad lesionada ayuda a drenar el líquido de la lesión y por lo tanto a reducir la inflamación. La extremidad lesionada se eleva por encima del nivel del corazón durante los primeros 2 días.

Después de 48 horas, el paciente puede aplicar periódicamente calor (por ejemplo, con una almohadilla térmica) durante 15 a 20 minutos cada vez. El calor puede aliviar el dolor y acelerar la curación. Sin embargo, no está claro si es preferible aplicar calor o hielo, y lo que funciona mejor puede variar de un sujeto a otro.

Inmovilización

La inmovilización de un miembro reduce el dolor y ayuda a la curación al evitar que se produzcan más lesiones en los tejidos circundantes. Se inmobilizan las articulaciones situadas a ambos lados de la lesión.

Si la inmovilización dura demasiado tiempo (por ejemplo, durante más de un par de semanas en adultos jóvenes), la articulación puede volverse rígida, a veces de forma permanente, y los músculos pueden acortarse (provocando contracturas) o disminuir su volumen (atrofiarse). Se pueden formar coágulos de sangre. Estos problemas pueden desarrollarse rápidamente, y las contracturas pueden llegar a ser permanentes, por lo general en las personas mayores. En consecuencia, el médico recomienda que el paciente mueva la parte afectada tan pronto como la lesión consolide. También se tiende a utilizar tratamientos que permiten a las personas mayores caminar tan pronto como sea posible, en lugar de los que les obliga a ser inmovilizados durante mucho tiempo (como el reposo en cama o un yeso).

Si es necesaria la inmovilización y qué técnica se utiliza dependerá del tipo de lesión.

Si se sospecha una rotura parcial en un tendón o si el diagnóstico no está claro, el médico puede aplicar una férula para inmovilizar la parte lesionada para que el tendón pueda cicatrizar. Algunas roturas tendinosas graves se inmovilizan durante días o semanas, a veces con un yeso.

Los esguinces leves se inmovilizan brevemente o no se inmovilizan. Generalmente el mejor tratamiento suele ser mover la parte lesionada lo antes posible. Los esguinces moderados a menudo se inmovilizan con un cabestrillo o una férula durante unos días. Algunos esguinces y desgarros tendinosos graves se inmovilizan durante días o semanas, a veces con un yeso. Sin embargo, muchos esguinces graves deben ser reparados quirúrgicamente y no siempre se inmovilizan.

Los yesos se utilizan generalmente para las lesiones que deben mantenerse inmovilizadas durante semanas.

Para aplicar un yeso, el médico envuelve la zona lesionada en una tela, a la que después aplica una capa de un material de algodón suave para proteger la piel de la presión y el roce. Sobre este vendaje se aplica unas vendas de yeso o de fibra de vidrio que se endurecen cuando se secan. A menudo se utiliza un yeso para inmovilizar las fracturas desplazadas ya que se moldea bien y es menos probable que roce la piel. Las inmovilizaciones con fibra de vidrio son más fuertes, más ligeras y más duraderas. Después de aproximadamente una semana disminuye la hinchazón. A continuación, la férula de yeso a veces puede ser reemplazada por una inmovilización con fibra de vidrio que en esta fase se adapta más fácilmente a la extremidad.

A los pacientes a los que se les coloca un yeso se les proporcionan instrucciones específicas para su cuidado. Si un yeso no se cuida adecuadamente, pueden aparecer problemas. Por ejemplo, si se moja un yeso, el acolchado protector bajo el yeso puede empaparse, siendo imposible secarlo por completo. Como resultado, la piel puede reblandecerse y erosionarse, y pueden formarse úlceras. Además, si un yeso se moja, puede reblandecerse y, por lo tanto, no proteger e inmovilizar la zona lesionada.

Es necesario dar instrucciones al paciente para que mantenga le extremidad inmovilizada elevada el mayor tiempo posible, a nivel o por encima del nivel del corazón, sobre todo durante las primeras 24 a 48 horas. Idealmente, la elevación está en una posición que proporcione un camino descendente ininterrumpido, permitiendo que la fuerza de la gravedad ayude a drenar la hinchazón. También debe flexionar y extender los dedos de las manos o mover los dedos de los pies de forma regular.

Con muy poca frecuencia, la escayola o el yeso causa dolor, presión o entumecimiento que persisten o empeoran con el tiempo. Dichos síntomas deben comunicarse al médico de inmediato. Estos síntomas pueden deberse a una úlcera por presión o a un síndrome compartimental en desarrollo. En estos casos, el médico puede tener que retirar el yeso y colocar otro.

Se puede utilizar una férula para inmovilizar algunas esguinces y otras lesiones, sobre todo si la inmovilización debe mantenerse solo algunos días. La férula permite que el paciente se aplique hielo y que tenga mayor movilidad que el yeso.

Una férula (también llamada tablilla) es una tabla alargada y estrecha fabricada con yeso, fibra de vidrio o aluminio que se aplica con bandas elásticas o cinta adhesiva. Dado que la tablilla no rodea completamente el miembro, permite cierta expansión debida a la hinchazón. Por lo tanto, una férula no aumenta el riesgo de desarrollar un síndrome compartimental. Algunas lesiones que en último término van a necesitar un yeso se inmovilizan en primer lugar con una férula hasta que disminuye la inflamación.

Un cabestrillo, por sí mismo, puede proporcionar algo de apoyo. Puede ser útil un cabestrillo cuando la inmovilización completa tiene efectos indeseables. Por ejemplo, si se mantiene una inmovilización estricta del hombro los tejidos alrededor de la articulación pueden llegar a desarrollar una rigidez, a veces en días, impidiendo que el hombro tenga movilidad (lo que se denomina hombro congelado). El cabestrillo limita el movimiento del hombro y del codo, pero permite los movimientos de la mano.

Se puede añadir al cabestrillo una banda de tejido o una tira que pase por la espalda para evitar el vaivén exterior del brazo, especialmente durante la noche. La banda (sistema antirrotatorio) se envuelve alrededor de la espalda de la persona afectada y sobre el brazo lesionado.

Cuidado del yeso (escayola)

  • Durante el baño, se envuelve el molde de yeso en una bolsa de plástico y se sella muy cuidadosamente la parte superior con bandas de goma o esparadrapo; también puede utilizarse un recubrimiento impermeable especialmente diseñado para proteger un molde de yeso del agua. Existen fundas de protección comercializadas, cómodas de usar, y más fiables. Si un molde de yeso se moja, el alcochamiento interior puede retener la humedad. Parte de esta humedad puede eliminarse con un secador de pelo. Si no es posible, debe cambiarse el molde de yeso para evitar el desprendimiento de la piel.

  • Nunca se debe introducir un objeto dentro del molde de yeso (por ejemplo, para rascarse).

  • Hay que vigilar la piel que rodea el molde de yeso a diario y acudir al médico ante cualquier enrojecimiento o llaga.

  • Revise los bordes del yeso todos los días, y si están ásperos, coloque esparadrapo, gasas, algodón u otro material blando para acolcharlos y que no lesionen la piel.

  • Durante el reposo, hay que colocar cuidadosamente el molde de yeso sobre una almohada pequeña o una almohadilla para prevenir que el borde del molde pellizque la piel o se clave en ella.

  • Se debe elevar regularmente el miembro enyesado, siguiendo las recomendaciones del médico, para evitar la inflamación.

  • Si el molde de yeso ocasiona dolor persistente o se nota excesivamente apretado, debe contactarse inmediatamente con el médico. Estos síntomas puede ser consecuencia de la aparición de úlceras por presión o de hinchazón, lo que puede requerir la retirada inmediata del molde de yeso.

  • Es necesario contactar con el médico si el yeso desprende mal olor o si aparece fiebre. Estos síntomas pueden indicar una infección.

  • Si el molde de yeso ocasiona un dolor que empeora a medida que pasa el tiempo o un entumecimiento o debilidad, debe contactarse con el médico. Estos síntomas pueden indicar un síndrome compartimental.

Técnicas habituales para inmovilizar una articulación

Cirugía

Muchos esguinces de tercer grado y desgarros de los tendones requieren reparación quirúrgica.

La cirugía artroscópica se utiliza a veces. Para este procedimiento, se introduce un tubo de visualización del tamaño de un lápiz en la articulación a través de una pequeña incisión. Este procedimiento se lleva a cabo con mayor frecuencia para reparar los ligamentos de la rodilla (esguinces de rodilla) o las almohadillas de cartílago (meniscos) de la rodilla.

Rehabilitación y pronóstico de las lesiones de partes blandas

La mayoría de las lesiones de partes blandas se curan bien y causan pocas complicaciones. Sin embargo, algunas no se curan por completo a pesar de que se haya hecho un diagnóstico acertado y se haya seguido el tratamiento adecuado.

El tiempo requerido para que la fractura se cure oscila entre semanas y meses, dependiendo de

  • Tipo de lesión

  • Localización de la lesión

  • La edad del sujeto

  • Otros trastornos presentes

Por ejemplo, los niños se curan mucho más rápido que los adultos, y ciertos trastornos (incluyendo los que causan problemas de circulación, como la diabetes y la enfermedad arterial periférica) retrasan la velocidad de cicatrización. Las roturas parciales de ligamentos, tendones y músculos tienden a curarse espontáneamente, pero las roturas completas a menudo requieren cirugía.

La inmovilización aumenta la rigidez articular, y los músculos se debilitan y se atrofian ya que no se utilizan. Si se inmoviliza un miembro con un yeso, la articulación afectada se vuelve más rígida cada semana, y, finalmente, el paciente no puede extender y flexionar completamente su extremidad. Estos problemas pueden desarrollarse rápidamente y convertirse en permanentes, siendo más frecuentes en personas mayores. Después de haber llevado un molde de yeso largo en la pierna (desde la parte superior de la pantorrilla hasta los dedos de los pies) durante unas semanas, los músculos suelen encogerse hasta tal punto que la mayoría de las personas pueden insertar su mano dentro del espacio, antes estrecho, entre el molde y el muslo. Cuando se retira el yeso, los músculos son muy débiles y están notablemente atrofiados.

Para prevenir o minimizar la rigidez y ayudar a las personas a mantener la fortaleza muscular, los médicos o fisioterapeutas recomiendan el ejercicio diario, que incluye ejercicios para la amplitud de movimiento y ejercicios de fortalecimiento muscular. Mientras se cura la fractura, la persona afectada puede ejercitar el resto del cuerpo siguiendo las instrucciones de su médico o su fisioterapeuta.

Una vez que la lesión se ha consolidado lo suficiente y la articulación ya no está inmovilizada, el paciente puede empezar a ejercitar la extremidad lesionada. Al realizar ejercicios, se debe prestar atención a las sensaciones procedentes del miembro lesionado y evitar realizar ejercicios demasiado enérgicos. Si los músculos están demasiado débiles para que las personas puedan ejercitarlos, un terapeuta mueve las extremidades por ellos (lo que se denomina ejercicio pasivo). Sin embargo, en última instancia, para recuperar la fuerza plena de una extremidad lesionada, el paciente debe mover sus músculos (lo que se denomina ejercicios activos).

Los ejercicios para aumentar la amplitud de movimiento y la fuerza muscular y para fortalecer y estabilizar la articulación lesionada pueden contribuir a evitar la reaparición de las lesiones y ayudan a prevenir el deterioro a largo plazo.

La mayoría de las personas sienten algo de incomodidad durante las actividades, incluso después de que las lesiones se hayan curado lo suficiente como para permitir que se llenen de la parte lesionada.

Edad y salud: lesiones de los tejidos blandos

Los mayores de 65 años tienen más probabilidad de sufrir una lesión en los ligamentos musculares y los tendones, en parte porque son más propensos a las caídas. Son más propensos a caer por las razones siguientes:

  • Algunos de los cambios normales relacionados con la edad en lo referente a equilibrio, visión, sensibilidad (principalmente en los pies), y fuerza muscular hacen que las personas mayores sean más propensas a caerse y a lesionarse.

  • Algunas personas mayores se sienten mareadas o aturdidas cuando se sientan o se ponen de pie porque su presión arterial desciende en exceso.

  • Los ancianos tienen menor capacidad de protegerse ante una caída.

  • Además, tienen más probabilidad de sufrir efectos adversos con los fármacos (como somnolencia, pérdida del equilibrio y mareo), lo que hace que las caídas sean más probables.

En las personas mayores, la recuperación suele ser más complicada y más lenta que en los jóvenes porque

  • Los ancianos suelen curarse más despacio que los adultos más jóvenes.

  • Las personas de edad avanzada suelen tener menos fuerza general, menos flexibilidad y más problemas de equilibrio que las personas más jóvenes. Por lo tanto, compensar las limitaciones causadas por una lesión resulta más duro, y volver a realizar las actividades diarias es más difícil.

  • Cuando las personas mayores están inactivas o inmovilizadas (por yesos o férulas), pierden tejido muscular más rápidamente que los adultos jóvenes. Por lo tanto, la inmovilización puede ocasionar debilidad muscular. A veces, los músculos se acortan de forma permanente, y se forman cicatrices en los tejidos situados alrededor de la articulación, como ligamentos y tendones. Este trastorno (denominado contracturas articulares) limita el movimiento de la articulación.

  • Las personas mayores son más propensas a sufrir otros trastornos (como artritis o mala circulación) que pueden interferir con la recuperación o enlentecer la curación.

Incluso las fracturas de menor importancia pueden deteriorar significativamente la capacidad de los adultos para llevar a cabo las actividades diarias normales, como comer, vestirse, bañarse e incluso caminar, sobre todo si utilizaban un andador antes de la lesión.

Inmobilización: la inmobilización es una preocupación que afecta particularmente a las personas de edad avanzada.

En personas mayores, la inmovilización aumenta la probabilidad de que ocurra lo siguiente:

Se desarrollan úlceras de decúbito cuando se interrumpe o se reduce el flujo de sangre a una zona. En los ancianos el flujo sanguíneo a una extremidad ya puede estar reducido. Cuando la extremidad lesionada se apoya sobre un yeso, el propio peso de la extremidad puede reducir aún más el flujo sanguíneo y se pueden formar úlceras de decúbito (o por presión). Si se requiere reposo en cama, se pueden formar úlceras por presión en las zonas de la piel que quedan apoyadas sobre la cama. Estas áreas deben ser inspeccionadas de forma minuciosa para detectar cualquier signo que indique que la piel se está lesionando.

Debido a que la inmovilización es más probable que cause problemas en las personas de edad avanzada, el tratamiento de las lesiones musculoesqueléticas se centra en ayudar a que los ancianos retomen sus actividades cotidianas tan pronto como sea posible.

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