Síndrome del dolor regional complejo

(Síndrome del dolor regional complejo; Distrofia simpática refleja y causalgia)

PorJames C. Watson, MD, Mayo Clinic College of Medicine and Science
Revisado/Modificado jun 2022 | Modificado sept 2022
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El síndrome del dolor regional complejo es un dolor neuropático crónico que se caracteriza por una quemazón persistente o un dolor constante acompañado por ciertas anomalías que se presentan en la misma zona que el dolor. Estas anomalías incluyen sudoración aumentada o disminuida, hinchazón, cambios en la coloración de la piel y/o en su temperatura, lesiones de la piel, pérdida del vello, uñas agrietadas o engrosadas, atrofia y debilidad muscular y pérdida de masa ósea.

(Véase también Introducción al dolor.)

El síndrome de dolor regional complejo causa dolor neuropático. En este trastorno, el encéfalo y la médula espinal procesan de forma anómala las señales de dolor. Ocurre de forma característica después de una lesión.

Existen dos tipos de síndrome del dolor regional complejo:

  • Tipo 1: antes llamado distrofia simpática refleja, es consecuencia de la lesión producida en tejidos diferentes del tejido nervioso, como cuando se aplasta un hueso o un tejido blando (como ligamentos o tendones) en un accidente. También puede aparecer después de una amputación, un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular o un cáncer (como el cáncer de pulmón, mama, ovario o cerebro). El tipo 1 se produce habitualmente después de tratar una extremidad lesionada con un yeso o una férula para inmovilizarla.

  • Tipo 2: antes llamado causalgia, es consecuencia de una lesión neurológica.

A veces no hay una causa evidente.

Ambos tipos ocurren con mayor frecuencia en adultos jóvenes y son 2 o 3 veces más frecuentes entre las mujeres.

Algunas veces, el síndrome de dolor regional complejo se produce cuando el sistema nervioso simpático se vuelve hiperactivo. El sistema nervioso simpático normalmente prepara el cuerpo para situaciones de estrés o de emergencia, lucha o huida.

Síntomas del síndrome del dolor regional complejo

Los síntomas del síndrome de dolor regional complejo varían mucho y no siguen un patrón.

El dolor (ardiente, tipo hormigueo o dolorimiento), es frecuente. Generalmente ocurre en el miembro (brazo, pierna, mano o pie) que se ha lesionado. El dolor es a menudo peor de lo que se esperaría para tal lesión. El estrés emocional o los cambios en la temperatura pueden empeorar el dolor. La piel de la zona afectada a menudo se vuelve muy sensible al tacto (lo que se denomina alodinia). Como consecuencia, el contacto normal con la piel se percibe como muy doloroso.

El miembro afectado no se puede utilizar a causa del dolor. Como resultado, la persona afectada puede volverse incapaz de mover una articulación normalmente a lo largo de su amplitud normal de movimiento. Los músculos pueden acortarse y ponerse rígidos permanentemente (lo que se denomina contractura) y se puede formar tejido cicatricial.

La articulación afectada puede inflamarse. Puede haber pérdida de cabello. Las uñas pueden agrietarse o aumentar de grosor. Los huesos pueden volverse menos densos. Los músculos pueden atrofiarse y debilitarse.

Los afectados pueden sudar más o menos de lo normal y pueden sentirse más calientes o más fríos de lo normal. La piel de la zona afectada puede verse roja, con manchas, pálida o brillante.

Los dedos de las manos pueden flexionarse o el pie puede torcerse en una posición anormal y puede permanecer así (lo que se denomina distonía). El miembro afectado puede temblar o sacudirse.

Muchas personas con síndrome de dolor regional complejo se vuelven deprimidas, ansiosas y/o enojadas, en parte porque la causa es poco conocida, la efectividad de los tratamientos es limitada y el resultado es difícil de predecir.

Los síntomas pueden disminuir o permanecer igual durante años. En algunas personas, el trastorno progresa y se extiende a otras áreas del cuerpo.

Diagnóstico del síndrome del dolor regional complejo

  • Evaluación médica

Los médicos diagnostican el síndrome de dolor regional complejo basándose en síntomas específicos de la extremidad afectada. Estos síntomas son los siguientes:

  • Dolor mayor de lo esperado para la lesión

  • Sensibilidad al tacto

  • Ciertos cambios en el aspecto de la piel o en la temperatura

  • Hinchazón

  • Aumento o disminución de la sudoración

  • Pérdida de cabello y uñas agrietadas o engrosadas

  • Reducción de la amplitud de movimiento, debilidad muscular y/o movimientos anormales (como temblor o sacudidas de la extremidad afectada)

Si el diagnóstico es incierto, los médicos pueden obtener radiografías o realizar una gammagrafía ósea para detectar pérdida o inflamación óseas.

Se pueden realizar estudios de conducción nerviosa y electromiografía (EMG). Dichas pruebas ayudan a determinar si el dolor es consecuencia de un problema en los músculos o en los nervios.

Tratamiento del síndrome del dolor regional complejo

  • Fisioterapia y/o terapia ocupacional

  • Un bloqueo nervioso

  • Estimulación de los nervios o de la médula espinal

  • Medicamentos para el dolor (analgésicos y analgésicos secundarios)

  • Terapia psicológica

  • Terapia de espejo

Por lo general, para tratar el síndrome de dolor regional complejo se utiliza una combinación de tratamientos. El tratamiento tiene como objetivo ayudar a las personas afectadas a ser capaces de usar y mover la extremidad afectada.

A menudo se utilizan fisioterapia, desensibilización de la extremidad dolorosa y terapia de espejo.

La fisioterapia puede ser beneficiosa por los aspectos siguientes:

  • Asegura que la persona mueve la parte dolorosa para evitar que los músculos se atrofien

  • Mantiene y/o aumenta la amplitud del movimiento y ayuda a prevenir la formación de tejido cicatricial alrededor de las articulaciones no utilizadas

  • Hace la zona afectada menos sensible al dolor (desensibilización)

  • Permite mejorar la funcionalidad de la persona

La desensibilización también es eficaz. Este procedimiento consiste en tocar la parte dolorida con algo que no suele irritar la piel (como la seda). Luego, durante un período de tiempo, los médicos utilizan materiales cada vez más irritantes (como el denim). La desensibilización también puede implicar introducir el miembro afectado en un baño de agua fría y luego en un baño de agua caliente.

La terapia con espejos puede ayudar a las personas con síndrome de dolor regional complejo. Un profesional de la salud enseña a la persona afectada cómo realizar esta terapia. La persona se sienta con un gran espejo frente a su miembro sano y esconde su miembro afectado. El espejo refleja la imagen de la extremidad sana, con lo que la persona tiene la impresión de contar con dos extremidades normales. Se le pide a la persona que mueva la extremidad sana mientras ve su imagen reflejada. De este modo, la persona siente como si moviera dos extremidades normales. Si se realiza este ejercicio 30 minutos al día durante 4 semanas, el dolor se puede reducir sustancialmente. Esta terapia cambia las vías cerebrales que interpretan las señales de dolor en el cuerpo.

La neuromodulación consiste en la estimulación eléctrica de los nervios o de la médula espinal para reducir la intensidad del dolor.

En algunas personas, un bloqueo nervioso simpático puede aliviar el dolor si éste es consecuencia del exceso de actividad del sistema nervioso simpático. En tales casos, dicho bloqueo puede ser necesario para hacer posible la fisioterapia. Los analgésicos, incluyendo medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), opiáceos y varios analgésicos adyuvantes (como los anticonvulsivantes y los antidepresivos), también pueden aliviar el dolor de forma suficientemente eficaz como para hacer posible la fisioterapia.

La estimulación de la médula espinal consiste en colocar quirúrgicamente un estimulador de la médula espinal (un dispositivo que genera impulsos eléctricos) debajo de la piel, generalmente en una nalga o en el abdomen. En el espacio que rodea la médula espinal (espacio epidural) se colocan unos finos cables procedentes del dispositivo. Estos impulsos modifican la forma en que se envían al cerebro las señales de dolor y de esta manera cambia la percepción de los síntomas desagradables.

La neuroestimulación eléctrica transcutánea (transcutaneous electrical nerve stimulation, TENS, por sus siglas en inglés) también se puede utilizar, pero no existen tantas pruebas de su efecividad como las que se tienen para la estimulación de la médula espinal. La TENS consiste en colocar electrodos en la piel y no en colocar un dispositivo bajo la misma. Los electrodos producen una corriente de baja intensidad que provoca hormigueo, pero no hace que los músculos se contraigan.

La psicoterapia también se puede usar cuando las personas con síndrome de dolor regional complejo también sufren depresión y ansiedad.

La acupuntura puede ayudar a aliviar el dolor.

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