Luxación de rodilla

PorDanielle Campagne, MD, University of California, San Francisco
Revisado/Modificado ene 2023
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Las luxaciones de rodilla se producen cuando el extremo del fémur pierde contacto con la tibia. Las luxaciones de rodilla pueden interrumpir el suministro de sangre a la parte inferior de la pierna, lo que a veces conduce a la amputación.

  • Por lo general, la rodilla se luxa cuando una fuerza de gran intensidad empuja o flexiona la rodilla más allá de sus límites normales.

  • La rodilla a menudo está de manera obvia fuera de su posición, es siempre dolorosa y está hinchada, y el sujeto no puede caminar.

  • Por lo general, el médico puede diagnosticar una luxación de rodilla mediante el examen de la articulación, pero se obtienen radiografías desde varios ángulos para confirmar el diagnóstico.

  • Los médicos deben verificar si hay lesiones en las arterias, lo que puede acompañar a una dislocación de la rodilla, ya que si se interrumpe el flujo sanguíneo, la cirugía debe realizarse de inmediato.

  • Después de administrar al afectado fármacos para hacer que el procedimiento sea más tolerable, el médico coloca la articulación en su posición manipulándola y aplica una férula a la rodilla, aunque más tarde la rodilla necesitará generalmente ser reparada quirúrgicamente.

(Véase también Introducción a las luxaciones.)

Las luxaciones de rodilla difieren de las luxaciones de rótula y son mucho más graves.

La rodilla se puede luxar cuando se desplaza la pierna hacia adelante más allá de los límites normales de la articulación de la rodilla (hiperextensión de rodilla). En tales casos, la tibia se desplaza hacia adelante con respecto al fémur. La tibia también se puede desplazar por detrás del fémur o a ambos lados.

La mayoría de las luxaciones de rodilla resultan de la aplicación de una gran fuerza, como ocurre en los accidentes de tráfico de alta velocidad. Pero a veces un traumatismo de menos energía, como por ejemplo, al introducir la pierna en un agujero, puede ocasionar una luxación de rodilla si al mismo tiempo se tuerce la articulación. Además, si la persona es obesa, la luxación de rodilla se puede producir simplemente por caer al suelo.

Una luxación de la rodilla siempre lesiona las estructuras que soportan la articulación de la rodilla (como los ligamentos y los tendones), haciendo que ésta sea inestable, a veces de forma permanente.

Las arterias y los nervios a menudo también se lesionan. Si se lesiona una arteria, se puede interrumpir el suministro de sangre a la pierna, y los tejidos pueden morir. Si este problema no se identifica y se trata, la pierna puede tener que ser amputada.

Síntomas de una luxación de rodilla

Por lo general, la rodilla luxada está obviamente fuera de lugar. La rodilla es dolorosa y está hinchada, y el afectado no puede caminar.

A veces la rodilla se reduce a su posición por sí misma antes de que la persona pueda ver a un médico, pero permanece inflamada e inestable.

La pierna puede estar entumecida y pálida. Estos síntomas pueden indicar que existe una lesión de una arteria y que se ha interrumpido el suministro de sangre o que un nervio está dañado.

Diagnóstico de luxación de rodilla

  • Radiografías

  • Exploración física

  • Evaluación de las arterias y los nervios, normalmente con angiografía por tomografía computarizada (TC)

Si una persona tiene sospecha de una luxación de rodilla, debe acudir de inmediato a un servicio de urgencias.

¿Sabías que...?

  • Las personas que puedan tener una luxación de rodilla deben acudir a un servicio de urgencias de inmediato.

Por lo general, el médico puede identificar una luxación de rodilla al examinar la articulación. No obstante, se toman radiografías desde distintos ángulos. A menos que la rodilla se haya reducido a su posición de forma espontánea, las radiografías confirman el diagnóstico y también pueden identificar fracturas.

Para determinar si las arterias están dañadas, el médico comprueba los pulsos en la pierna, por lo general en varias ocasiones. También puede comparar la tensión arterial existente en la pierna afectada con respecto a la tensión arterial del brazo o de la otra pierna. Sin embargo, la mejor manera de verificar si hay daños en las arterias después de una luxación de rodilla es mediante la realización de una angiografía por TC.

Si algún síntoma y hallazgo sugiere que los tejidos no reciben suficiente sangre, los médicos consultan a un cirujano sobre la reparación de las arterias dañadas. Es esencial identificar las arterias dañadas con prontitud, ya que si los tejidos de la parte inferior de la pierna están privados de oxígeno durante más de 8 horas, es mucho más probable que se necesite la amputación.

Si las arterias no están lesionadas, el médico moviliza suavemente la articulación para determinar la gravedad de la lesión de los ligamentos.

También comprueba una posible lesión de los nervios, por ejemplo pidiendo al afectado que mueva el pie hacia arriba y hacia abajo, que lo incline hacia adentro y hacia afuera, y viendo si existen zonas entumecidas.

Tratamiento de la luxación de rodilla

  • Una maniobra para volver a colocar la articulación en su lugar

  • Una férula

  • En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica

En las personas con una rodilla dislocada, los médicos manipulan inmediatamente la articulación para volver a colocarla en su lugar (lo que se denomina reducción cerrada). Antes de realizar esta maniobra, se administra a la persona afectada un sedante y un analgésico, pero esta permanece consciente. Después de la reducción, se inmoviliza la rodilla con una férula.

Si las arterias están dañadas, los médicos consultan a un cirujano especializado en la reparación de vasos sanguíneos, y las arterias se reparan quirúrgicamente de inmediato. Si las arterias no están dañadas, la intervención quirúrgica para reparar los ligamentos de la rodilla dañados se suele realizar una vez ha desaparecido la inflamación.

Si la rodilla es muy inestable, se puede aplicar un fijador externo. Este dispositivo es una estructura formada por varillas que se colocan en la parte exterior de la pierna y que están conectadas a los huesos por medio de tornillos de acero inoxidable que se insertan a través de la piel.

Por lo general, se toman radiografías para confirmar que la articulación se ha vuelto a colocar en su lugar.

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