Infección renal

(Pielonefritis)

PorTalha H. Imam, MD, University of Riverside School of Medicine
Revisado/Modificado ene 2024
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Datos clave

La pielonefritis es una infección bacteriana de uno o de ambos riñones.

  • La infección puede extenderse por el tracto urinario a los riñones o (menos frecuentemente) los riñones pueden infectarse por las bacterias que circulan en el torrente sanguíneo.

  • Los síntomas son escalofríos, fiebre, dolor de espalda, náuseas y vómitos.

  • Si el médico sospecha que la persona en cuestión sufre pielonefritis, se realizan análisis de orina y, en algunos casos, análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por la imagen.

  • La infección se trata con antibióticos.

(Véase también Introducción a las infecciones urinarias.)

Causas de la infección renal

Esta enfermedad es más frecuente en mujeres que en hombres. Escherichia coli, un tipo de bacterias que se encuentran normalmente en el intestino grueso, causa alrededor del 90% de los casos de pielonefritis entre las personas que no están hospitalizadas o viviendo en una residencia geriátrica. Por lo general, las infecciones ascienden de la zona genital por la uretra a la vejiga, luego por los uréteres y llegan hasta el interior de los riñones. Si las vías urinarias funcionan con normalidad, se suele evitar que la infección ascienda hacia los uréteres y penetre en los riñones gracias a la eliminación de los microorganismos por la acción del chorro de orina y por el cierre de los uréteres a la entrada de la vejiga. Sin embargo, cualquier bloqueo físico (obstrucción) del flujo de orina (como una anomalía estructural, un cálculo renal, una dilatación de la glándula prostática o el reflujo de la orina desde la vejiga hasta el interior de los uréteres) aumenta la probabilidad de que sobrevenga una pielonefritis.

El riesgo de pielonefritis aumenta durante el embarazo ya que durante el mismo, el engrosamiento del útero hace que aumente la presión sobre los uréteres y se obstruye parcialmente la circulación normal del flujo de orina. El embarazo también aumenta el riesgo de reflujo de orina por los uréteres, que causa dilatación de estos conductos y reduce las contracciones musculares que fuerzan la orina a descender por los uréteres hasta el interior de la vejiga.

En cerca del 5% de los casos, las infecciones llegan a los riñones desde otra parte del organismo a través del torrente sanguíneo. Por ejemplo, una infección en la piel por estafilococos puede extenderse a los riñones por el torrente sanguíneo.

El riesgo y la gravedad de la pielonefritis se incrementan en las personas con diabetes, o con un sistema inmunitario debilitado (que reduce la capacidad del organismo de combatir las infecciones). La pielonefritis suele estar causada por bacterias. En raras ocasiones, está causada por tuberculosis (una causa bacteriana poco frecuente de pielonefritis), infecciones por hongos y virus.

Algunas personas padecen infecciones prolongadas (pielonefritis crónica). Casi todas ellas sufren considerables anomalías subyacentes, tales como obstrucciones del tracto urinario, cálculos renales que persisten o, con mayor frecuencia, reflujo de orina desde la vejiga hacia los uréteres (lo que se produce sobre todo en niños pequeños). La pielonefritis crónica hace que las bacterias se liberen en el torrente sanguíneo, a veces causando infecciones en el riñón opuesto o en otras partes del organismo. En raras ocasiones, la pielonefritis crónica llega a dañar los riñones gravemente.

Síntomas de la infección renal

Los síntomas de la pielonefritis suelen empezar repentinamente con escalofríos, fiebre, dolor a ambos lados de la zona lumbar, náuseas y vómitos.

Alrededor de un tercio de las personas que sufren pielonefritis también presentan síntomas de cistitis (infección de la vejiga), como micción frecuente y dolorosa. Los riñones, uno o ambos, aparecen aumentados de tamaño y doloridos y los médicos obtienen una respuesta dolorosa a la palpación en la región lumbar del lado afectado. En algunas ocasiones los músculos del abdomen están fuertemente contraídos. La irritación provocada por la infección o por el paso de un cálculo renal (si lo hay) causa espasmos ureterales. En caso de espasmos de los uréteres, se experimentan crisis de dolor intenso (cólico renal). En los niños, los síntomas de una infección renal suelen ser leves y más difíciles de reconocer. En las personas ancianas, la pielonefritis puede no causar ningún síntoma que parezca indicar un problema de las vías urinarias. En cambio, las personas mayores pueden presentar una disminución de la capacidad mental (delirio o confusión), fiebre o una infección del torrente circulatorio (sepsis).

En los casos de pielonefritis crónica, el dolor es impreciso y la fiebre es intermitente o inexistente.

Diagnóstico de la infección renal

  • Análisis de orina

  • Cultivo de orina

  • A veces, pruebas de diagnóstico por la imagen

Los síntomas característicos de la pielonefritis llevan a los médicos a solicitar 2 pruebas de laboratorio comunes para determinar si los riñones están infectados (véase también Análisis de orina y cultivo de orina):

  • Examen al microscopio de una muestra de orina para contar el número de glóbulos rojos y blancos y de bacterias

  • Se realizan cultivos de orina, en el laboratorio, cultivando las bacterias obtenidas de una muestra de orina para identificar el número y el tipo de bacterias presentes.

También pueden llevarse a cabo análisis de sangre para determinar si existe un exceso de glóbulos blancos (lo que sugeriría la presencia de una infección), bacterias en la sangre o daño renal.

Las pruebas de diagnóstico por la imagen se realizan en

  • Personas con fuerte dolor de espalda (característico del cólico renal)

  • Personas que no responden al tratamiento antibiótico en un plazo de 72 horas

  • Personas cuyos síntomas reaparecen poco después de finalizar el tratamiento con antibióticos

  • Personas con pielonefritis de larga evolución o recurrente

  • Personas cuyos resultados de los análisis de sangre indican daño renal

  • Hombres (porque rara vez desarrollan pielonefritis)

La exploración mediante ecografía o tomografía computarizada helicoidal (espiral) utilizada en estos casos permite observar la presencia de cálculos renales, anomalías estructurales u otras causas de obstrucción urinaria.

Prueba analítica
Prueba analítica

Tratamiento de la infección renal

  • Antibióticos

  • En ocasiones, cirugía (para corregir anormalidades en las vías urinarias)

El tratamiento antibiótico empieza en cuanto el médico considera que pueda tratarse de pielonefritis y después de haber tomado muestras para las pruebas o análisis de laboratorio. La elección del antibiótico y de su posología pueden modificarse a partir de los resultados de las pruebas de laboratorio (incluido el resultado del cultivo), del grado de afectación del paciente, si las bacterias comunes en la comunidad son susceptibles a los antibióticos comunes (y qué antibióticos), y si la infección se inició en el hospital, donde las bacterias suelen ser más resistentes a los antibióticos. La elección del antibiótico o su dosificación se puede ver modificada por otros factores, como si existe afectación del sistema inmunitario de la persona o bien si esta presenta una anomalía de las vías urinarias (como una obstrucción).

El tratamiento ambulatorio con antibióticos por vía oral suele tener éxito en los casos siguientes:

  • Ausencia de naúseas o vómitos

  • Ausencia de signos de deshidratación

  • Ausencia de trastornos que debiliten el sistema inmunitario, tales como ciertos tipos de cáncer, diabetes mellitus o sida

  • Ningún indicio de infección muy grave, como hipotensión arterial o confusión

  • Dolor controlado con analgésicos por vía oral

De lo contrario, la persona suele ser tratada inicialmente en el hospital. Si la persona ha de ser hospitalizada y necesita tratamiento con antibióticos, estos se administran por vía intravenosa durante 1 o 2 días; después de esta primera fase, se suelen administrar por vía oral.

El tratamiento antibiótico de la pielonefritis se administra durante un periodo de entre 5 y 14 días para que la infección no recidive. Sin embargo, la terapia con antibióticos puede continuar hasta 6 semanas para los hombres en quienes la infección se deba a prostatitis, ya que es más difícil de erradicar. Una vez concluido el tratamiento antibiótico, se suele obtener una muestra final de orina para asegurarse de que la infección ha sido erradicada.

La cirugía es necesaria sólo en casos puntuales si las pruebas muestran que algo esta bloqueando de forma crónica las vías urinarias, como una anomalía estructural o un cálculo de tamaño especialmente grande. La extirpación del riñón infectado puede ser necesaria para las personas con pielonefritis crónica que vayan a someterse en breve a un trasplante de riñón. La diseminación de la infección en el riñón trasplantado es particularmente arriesgada porque la persona toma medicamentos inmunosupresores, que evitan el rechazo del riñón trasplantado, pero también debilitan la capacidad del organismo para combatir infecciones.

Pronóstico de la infección renal

La mayoría de las personas se recuperan por completo. Una recuperación lenta y la posibilidad de complicaciones son más probables si la persona requiere hospitalización, si el microorganismo que provocó la infección es resistente a los antibióticos de uso común o si la persona afectada sufre un trastorno que debilita el sistema inmunitario (como ciertos tipos de cáncer, diabetes mellitus o sida) o un cálculo renal.

Prevención de la infección renal

A las personas que sufren episodios frecuentes de pielonefritis o cuya infección reaparece después de haber finalizado el tratamiento con antibióticos se les aconseja tomar una pequeña dosis de antibióticos a largo plazo para prevenir la infección recurrente. No se conoce la duración ideal de esta terapia. Si la infección reaparece después de suspender este antibiótico, la terapia preventiva puede continuar de forma indefinida. Si una mujer en edad de procrear toma un antibiótico, debe evitar el embarazo o preguntar a su médico si el tratamiento antibiótico es seguro durante el embarazo, por si quedase embarazada.

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