Introducción al oído interno

PorMickie Hamiter, MD, New York Presbyterian Columbia
Revisado/Modificado may 2023
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    El oído interno, lleno de líquido (laberinto) es una estructura compleja que consta de dos partes principales:

    • El órgano de la audición (cóclea)

    • El órgano del equilibrio (sistema vestibular)

    El nervio vestibulococlear (8º nervio craneal) conecta la cóclea y el sistema vestibular con el encéfalo. Una rama de este nervio, el nervio auditivo, transmite señales de sonido al cerebro y otra transmite señales de equilibrio.

    Las ondas sonoras entran en el oído y hacen que el tímpano vibre. Estas vibraciones se transmiten a tres pequeños huesos situados en el oído medio (llamados huesecillos) y luego pasan a través de la ventana oval hacia el oído interno, donde entran en la cóclea.

    Interior del oído

    Cóclea

    La cóclea, un tubo hueco enrollado en espiral (con forma de caracol), está llena de líquido. En el interior de la cóclea se encuentra el órgano de Corti, que contiene unas 20 000 células especializadas, denominadas células ciliadas. Estas células tienen diminutos filamentos (cilios) que se extienden hasta el interior del líquido. Las vibraciones sonoras hacen que el líquido y los cilios de la cóclea vibren. Las vibraciones de los cilios hacen que las células ciliadas envíen señales al cerebro a través de los nervios. El cerebro interpreta las señales nerviosas como un sonido.

    Para ayudar a prevenir el daño a las células ciliadas, los músculos del oído medio se contraen a fin de disminuir el movimiento de los huesecillos causado por los ruidos fuertes. Esta respuesta a los ruidos fuertes se denomina reflejo acústico. Sin embargo, a pesar de este reflejo protector, los ruidos fuertes pueden dañar y destruir las células ciliadas. Cuando una de estas células se destruye, ya no vuelve a crecer. La exposición continuada al ruido fuerte destruye cada vez más células ciliadas, lo que finalmente da lugar a una pérdida de audición y con frecuencia ruido o zumbido en los oídos (tinnitus o acúfenos).

    Sistema vestibular

    El sistema vestibular está formado por dos sacos llenos de líquido, el sáculo y el utrículo, y tres tubos llenos de líquido denominados canales semicirculares. Estos sacos y tubos recopilan información sobre la posición y el movimiento de la cabeza, y el cerebro utiliza esta información para ayudar a mantener el equilibrio.

    El sáculo y el utrículo están localizados en el vestíbulo y contienen células que detectan el movimiento lateral de la cabeza (horizontalmente), detectando la aceleración, o hacia arriba y hacia abajo (verticalmente), detectando la gravedad.

    Los conductos semicirculares son tres tubos llenos de líquido que están en ángulo recto entre sí y que detectan la rotación de la cabeza. El movimiento de la cabeza hace que el líquido de los conductos se mueva. Según la dirección en que se mueva la cabeza, en uno de los conductos el movimiento del líquido es mayor que en los otros. Los conductos contienen células ciliadas que responden a este movimiento del líquido. Las células ciliadas inician impulsos nerviosos que advierten al cerebro de la dirección en que se está moviendo la cabeza, de modo que pueda adoptarse la acción apropiada para mantener el equilibrio.

    Si los conductos semicirculares no funcionan bien, como puede ocurrir en una infección de las vías respiratorias altas y en otras enfermedades, ya sean temporales o permanentes, la persona puede perder el sentido del equilibrio o tener la sensación de que todo da vueltas (vértigo).

    Trastornos del oído interno

    Los trastornos del oído interno pueden afectar

    • Audición

    • Equilibrio

    • Tanto la audición como el equilibrio

    Los trastornos del oído interno incluyen

    Algunos trastornos del oído medio pueden afectar el oído interno y viceversa.

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