Formación de las células sanguíneas (glóbulos sanguíneos)

PorRavindra Sarode, MD, The University of Texas Southwestern Medical Center
Revisado/Modificado ene 2024
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    Los glóbulos rojos (eritrocitos), la mayor parte de los glóbulos blancos (leucocitos) y las plaquetas se producen en la médula ósea. Sin embargo, 2 tipos de glóbulos blancos, las células T y las células B (los linfocitos T y los linfocitos B), también se producen en los ganglios linfáticos y en el bazo. Los linfocitos T también se producen y maduran en la glándula del timo. (Véase también Introducción a la sangre.)

    Dentro de la médula ósea, todas las células sanguíneas (glóbulos sanguíneos) se originan a partir de un mismo tipo de célula no especializada denominada célula madre (o célula progenitora). Cuando la célula progenitora o célula madre se divide, inicialmente da origen a glóbulos rojos inmaduros, a glóbulos blancos inmaduros o a células productoras de plaquetas. Las células inmaduras se dividen, continúan madurando y se convierten finalmente en glóbulos rojos (eritrocitos), glóbulos blancos (leucocitos) o plaquetas (trombocitos) maduros.

    La velocidad con que se producen las células sanguíneas se controla en función de las necesidades del organismo. Las células sanguíneas normales duran un tiempo limitado (que puede ir desde unas pocas horas hasta unos pocos días para los glóbulos blancos, hasta 10 días para las plaquetas y hasta 120 días para los glóbulos rojos) y deben ser reemplazadas constantemente.

    Ciertos trastornos pueden desencadenar una producción adicional de células sanguíneas. Cuando el contenido de oxígeno en los tejidos del organismo es bajo o cuando el número de glóbulos rojos (eritrocitos) disminuye, los riñones producen y liberan eritropoyetina, una hormona que estimula a la médula ósea para producir más glóbulos rojos.

    En respuesta a las infecciones, la médula ósea produce y libera más glóbulos blancos (leucocitos).

    Para responder al sangrado, la médula ósea produce y libera más plaquetas.

    Efectos del envejecimiento en la sangre

    El envejecimiento tiene ciertos efectos sobre la médula ósea y las células sanguíneas y la consecuencia es una disminución de la producción de células sanguíneas por parte de la médula ósea. Aunque esta disminución generalmente no causa problemas, estos pueden surgir si el organismo experimenta un aumento en la demanda de células sanguíneas: la médula ósea de un adulto mayor puede tener una menor capacidad para satisfacer grandes demandas de células sanguíneas. En general, la anemia es el resultado más frecuente.

    (Véase también Efectos del envejecimiento en el sistema inmunitario.)

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