La nanomedicina utiliza la nanotecnología (partículas diminutas llamadas nanopartículas y máquinas llamadas nanorobots) para mejorar la administración de fármacos a órganos específicos. El hecho de apuntar a órganos específicos permite a los médicos lograr la mejor efectividad e inocuidad posibles de los medicamentos que administran. El tamaño de la nanopartícula, que suele estar comprendido entre 1 y 100 nm (nano- significa "milmillonésima parte de"), así como su forma y su química superficial, afectan a todos los aspectos de la interacción entre el cuerpo y el fármaco, como
La mayoría de las nanomedicinas se administran por vía oral o intravenosa y logran sus efectos mediante la acumulación en ciertos tejidos, incluidos los tumores.
Las nanopartículas están diseñadas para permanecer en órganos específicos durante largos períodos de tiempo y causar la menor cantidad posible de efectos adversos.
(Véase también Introducción a la administración y la cinética de los fármacos.)