Los trastornos por el uso de sustancias generalmente implican patrones de comportamiento en los que las personas continúan consumiendo una sustancia (por ejemplo, una droga recreativa) a pesar de experimentar problemas derivados de ello.
Las sustancias involucradas tienden a pertenecer a una de las 10 clases de fármacos que típicamente causan trastornos relacionados con sustancias:
Cafeína
Cannabis (incluyendo la marihuana y los cannabinoides sintéticos)
Alucinógenos (incluyendo LSD, fenciclidina, psilocibina, 3,4-metil-enedioxi-metanfetamina [MDMA])
Inhalantes (tales como diluyente de pintura o ciertas colas)
Opiáceos (incluyendo el fentanilo, la morfina y la oxicodona)
Estimulantes (incluyendo las anfetaminas y la cocaína)
Otras (incluyendo los esteroides anabolizantes y otras sustancias de abuso habituales)
Las manifestaciones y el tratamiento específicos de la intoxicación y abstinencia varían según la sustancia o la categoría de sustancia y se tratan en otra parte del MANUAL.
Los términos comunes "adicción", "abuso" y "dependencia" se definen de una forma demasiado flexible y variable como para ser verdaderamente útiles en el diagnóstico sistemático; por el contrario, la expresión "trastorno por consumo de sustancias" tiene un significado más amplio y menos connotaciones negativas.
Efectos fisiológicos del consumo de sustancias
Todas estas sustancias activan directamente el sistema de recompensa del cerebro y producen una sensación de placer. La activación puede ser tan fuerte que la persona anhela intensamente la sustancia. Puede incluso descuidar sus actividades normales para obtener y consumir la droga. Estas sustancias también tienen efectos fisiológicos directos, como
Intoxicación
Abstinencia
Trastornos mentales inducidos por sustancias
Intoxicación
El término intoxicación hace referencia a los efectos inmediatos y transitorios de una droga en concreto. La intoxicación altera la función y el juicio mental de la persona y puede modificar su estado de ánimo. Dependiendo de la droga, la persona puede sentir excitación, un sentimiento exagerado de bienestar (o euforia), o bien encontrarse más calmada, relajada y somnolienta de lo habitual.
Muchas drogas afectan a determinadas funciones físicas y a la coordinación, lo que puede dar lugar a caídas accidentales y colisiones de vehículos. Algunas drogas desencadenan comportamientos agresivos, lo que ocasiona peleas. Cuanto mayor es la cantidad de droga consumida (sobredosis), más evidentes resultan los efectos adversos, que en ocasiones conllevan complicaciones graves y riesgo de muerte.
El término tolerancia significa que la persona necesita cada vez una mayor cantidad de la droga para sentir los efectos que al principio le producía una cantidad menor. Se puede desarrollar una tolerancia enorme a drogas como los opiáceos y el alcohol.
Abstinencia
La abstinencia se refiere a los síntomas que se desarrollan cuando se deja de tomar una sustancia o se toma una dosis mucho menor de la que se tomaba habitualmente. La abstinencia causa varios síntomas desagradables que varían dependiendo de cuál sea la sustancia utilizada. La abstinencia a algunas drogas (como el alcohol o los barbitúricos) puede ser grave e incluso constituir una amenaza para la vida. La mayoría de las personas que experimentan abstinencia saben que el hecho de tomar una cantidad de la sustancia va a reducir sus síntomas.
Si se produce o no abstinencia depende solo de la sustancia y de durante cuánto tiempo se ha estado utilizando, no de si la persona presenta un trastorno por uso de sustancias, de si el uso de la sustancia es recreativo o no, o de si la sustancia es ilegal. Algunos medicamentos recetados, particularmente los opiáceos, sedantes y estimulantes, pueden dar lugar a síntomas de abstinencia incluso cuando se toman según lo prescrito, por razones médicas legítimas y durante períodos de tiempo relativamente cortos (menos de 1 semana en el caso de los opiáceos).
De las personas que sufren síntomas de abstinencia antes se decía que presentaban dependencia física de la sustancia. Sin embargo, la palabra "dependencia" tiene connotaciones negativas que sugieren el uso ilícito de drogas, por lo que los médicos prefieren evitar esta terminología.
Trastornos mentales inducidos por sustancias
Los trastornos mentales inducidos por sustancias son alteraciones mentales producidas por el uso o la abstinencia de una sustancia, y similares a trastornos psiquiátricos como la depresión, la psicosis o la ansiedad.
Para que un trastorno mental pueda considerarse inducido por una sustancia, debe conocerse la sustancia implicada, que a su vez debe ser capaz de provocar las alteraciones observadas. Las sustancias pueden pertenecer a una de las 10 clases que suelen ser típicamente responsables de los trastornos relacionados con sustancias:
Cafeína
Cannabis (incluyendo la marihuana y los cannabinoides sintéticos)
Alucinógenos (incluyendo el LSD, la fenciclidina y la psilocibina)
Inhalantes (tales como diluyente de pintura o ciertas colas)
Opiáceos (incluyendo el fentanilo, la morfina y la oxicodona)
Estimulantes (incluyendo las anfetaminas y la cocaína)
Otras (incluyendo los esteroides anabolizantes y otras sustancias de abuso habituales)
Sin embargo, muchas otras sustancias pueden causar trastornos mentales. Los ejemplos más comunes son los fármacos anticolinérgicos y los corticosteroides, que pueden causar síntomas temporales de psicosis.
Además, el trastorno mental debe
Aparecer en el plazo máximo de 1 mes de la intoxicación con la sustancia o de su retirada
Provocar un malestar significativo o alterar el funcionamiento normal de la persona
No haber estado presente antes del uso de la sustancia
No aparecer únicamente durante el delirio agudo causado por la sustancia
No prolongarse durante un período de tiempo sustancial*
*Ciertos trastornos del pensamiento provocados por el alcohol, los inhalantes o los fármacos hipnótico-sedantes, así como los trastornos de la percepción causados por los alucinógenos pueden ser de larga duración.
Atención médica para el consumo de sustancias de carácter recreativo e ilícito
El uso de drogas ilegales, aunque problemático desde el punto de vista legal, no siempre implica un trastorno por uso de sustancias. Por el contrario, sustancias legales, como el alcohol y algunos medicamentos de venta con receta (y la marihuana en un número creciente de estados en los Estados Unidos), pueden provocar un trastorno por uso de sustancias. Los problemas causados por el uso de drogas ilegales y de prescripción afectan a todos los grupos socioeconómicos.
El uso de drogas ha existido de una forma u otra durante siglos. Las personas han consumido drogas por distintas razones, entre las que se incluyen
Para alterar o mejorar el estado de ánimo
Como componente de ceremonias religiosas
Para alcanzar la iluminación espiritual
Para mejorar el rendimiento
Las personas que consumen drogas ilegales pueden hacerlo de forma ocasional y en dosis relativamente bajas sin que a menudo ello les provoque ningún daño. Es decir, en este caso, los consumidores no desarrollan síntomas de abstinencia, y la droga no les perjudica desde el punto de vista físico (al menos a corto plazo). Los fármacos que suelen considerarse recreativos incluyen el opio, el alcohol, la nicotina, la marihuana, la cafeína, setas alucinógenas (véase también Envenenamiento por setas [seta venenosa]) y cocaína. Muchas drogas recreativas se consideran "naturales", debido a su origen vegetal. Contienen una mezcla de ingredientes psicoactivos a concentraciones bajas en lugar de un compuesto psicoactivo aislado más concentrado.
Las drogas recreativas se pueden tomar por vía oral o mediante inhalación o inyección.
Causas de los trastornos por uso de sustancias
Las personas suelen empezar a consumir drogas por un deseo de experimentar con ellas; luego pasan a consumirlas de manera ocasional, y finalmente acaban por usarlas de modo intensivo y desarrollando en ocasiones un trastorno por uso de sustancias. Esta progresión resulta compleja y se conoce sólo en parte. El proceso depende de las interacciones entre la sustancia, el usuario y el entorno.
Sustancia
Las sustancias de las 10 clases que hemos mencionado antes tienen diferente capacidad para provocar un trastorno por uso de sustancias. La probabilidad de que causen un trastorno de este tipo se denomina capacidad de adicción. La capacidad de adicción depende de una combinación de factores, entre los que se incluyen
Cómo se utiliza la sustancia
La intensidad con que la sustancia estimula la vía de recompensa del cerebro
La velocidad de actuación de la sustancia
La capacidad de la sustancia para inducir tolerancia y/o síntomas de abstinencia
Además, las sustancias que se encuentran legalmente y/o fácilmente disponibles, tales como el alcohol y el tabaco, tienen más probabilidades de ser utilizadas por primera vez. A medida que las personas siguen utilizando una sustancia, a menudo ven menos riesgo en su uso y pueden comenzar a aumentar su uso y/o experimentar con otras sustancias. La percepción de riesgo que tienen las personas también puede estar influida por las consecuencias sociales y legales del uso de la sustancia.
Durante el tratamiento de una enfermedad médica o después de procedimientos quirúrgicos o dentales, se recetan opiáceos de manera rutinaria a muchas personas. Si estas no utilizan la totalidad de la dosis recetada, los medicamentos a veces terminan en manos de personas que deseen hacer uso de ellos de forma recreativa. Debido a que el uso de estas drogas para fines no médicos se ha convertido en un problema importante, muchos profesionales de la salud han tomado las siguientes medidas
Prescripción de dosis más bajas de fármacos opiáceos
Animar a sus pacientes a conservar estos medicamentos de forma segura, así como a deshacerse de las cantidades sobrantes siguiendo también métodos seguros.
Desarrollo de programas de devolución de medicamentos recetados
Usuario
Los factores propios de los usuarios que pueden predisponer a sufrir un trastorno por abuso de sustancias son
Características psicológicas
Circunstancias y trastornos que presenten
Las características psicológicas no son claramente un factor importante, aunque las personas con niveles bajos de autocontrol (impulsivas) o con un elevado deseo de novedades y situaciones de riesgo pueden presentar una mayor predisposición a desarrollar un trastorno por consumo de sustancias. Sin embargo, existen pocas evidencias científicas que apoyen el concepto de personalidad adictiva que han descrito algunos especialistas de la conducta.
Una serie de circunstancias y trastornos coexistentes parece aumentar el riesgo de un trastorno por uso de sustancias. Por ejemplo,
Las personas que están tristes, sufren angustia emocional o se encuentran socialmente aisladas pueden encontrar un alivio temporal en el consumo de drogas, lo cual las puede conducir a un aumento de su consumo y, a veces, a un trastorno por uso de sustancias.
Las personas con otros trastornos mentales no relacionados, como ansiedad o depresión, tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastorno por uso de sustancias. (Los médicos utilizan el término "diagnóstico dual" para referirse a las personas que sufren un trastorno mental y además un trastorno por uso de sustancias.)
Las personas con dolor crónico a menudo requieren fármacos opioides para aliviar su sufrimiento. Algunas de ellas desarrollan con el tiempo un trastorno por uso de sustancias.
Sin embargo, en muchos de estos pacientes, los fármacos no opioides y otros tratamientos no alivian adecuadamente el dolor y el sufrimiento.
La adicción tiene probablemente muchas causas, algunas de las cuales son genéticas y otras son epigenéticas (efectos de los comportamientos y del medio ambiente transportados por los genes). La investigación sobre anomalías genéticas específicas varía según la sustancia específica. Los investigadores han encontrado pocas diferencias bioquímicas o metabólicas entre las personas que desarrollan un trastorno por consumo de sustancias y las que no lo desarrollan.
Entorno
Los factores culturales y sociales son muy importantes en el inicio y la continuación (o la recidiva) del consumo de sustancias. El hecho de que miembros de la familia (por ejemplo, padres, hermanos mayores) o amigos consuman drogas aumenta el riesgo de que una persona se inicie también en su uso. Los compañeros representan una influencia particularmente poderosa entre los adolescentes (véase Uso de sustancias en adolescentes). A las personas que están tratando de dejar de usar una sustancia les resulta mucho más difícil hacerlo si están rodeados de otras personas que también consumen.
Los médicos pueden contribuir de forma inadvertida al uso nocivo de los fármacos psicoactivos por una prescripción demasiado laxa de estas sustancias para aliviar el estrés. Son muchos los factores sociales, incluyendo los medios de comunicación, que contribuyen a las expectativas sobre la utilización de fármacos y sustancias para aliviar cualquier sentimiento de angustia.
Diagnóstico de trastornos por uso de sustancias
Evaluación médica
A veces, un trastorno por uso de sustancias se diagnostica cuando la persona acude a un profesional sanitario porque desea ayuda para interrumpir su uso de un fármaco. Otras personas intentan ocultar que consumen una sustancia, y los médicos únicamente pueden sospechar el problema cuando advierten cambios en su humor o comportamiento. A veces los médicos descubren signos de consumo de sustancias durante un examen físico. Por ejemplo, se pueden descubrir marcas en la piel causadas por la inyección repetida de drogas por vía intravenosa. Las «venas quemadas» son líneas de pequeños puntos oscuros (punciones de aguja) rodeadas de un área de piel más oscura o blanquecina. La inyección subcutánea de las drogas causa úlceras o cicatrices circulares. Las personas afectadas pueden alegar otras razones para las marcas, como frecuentes donaciones de sangre, picaduras de insectos u otras lesiones.
Los profesionales de la salud también pueden emplear otros métodos (como cuestionarios) para identificar un trastorno por uso de sustancias. En determinadas circunstancias se pueden solicitar análisis de orina y, a veces, de sangre, para comprobar la presencia de fármacos.
Criterios para el diagnóstico
Los criterios para el diagnóstico de un trastorno por uso de sustancias son de cuatro tipos. Las personas que presentan 2 o más de estos criterios en un período de 12 meses se considera que sufren un trastorno por uso de sustancias:
la persona afectada no puede controlar su uso de la sustancia.
La capacidad de la persona para cumplir con sus obligaciones sociales se ve comprometida por el uso de la sustancia.
La persona utiliza la sustancia en situaciones en que hacerlo supone un peligro físico.
La persona muestra signos físicos del uso de la sustancia y/o dependencia de la misma.
Incapacidad para controlar el uso de la sustancia
La persona toma la sustancia en dosis mayores o por más tiempo de lo previsto inicialmente.
La persona desea interrumpir o reducir el uso de la sustancia.
La persona dedica mucho tiempo a obtener y usar la sustancia, así como a recuperarse de sus efectos.
La persona anhela la sustancia.
Deterioro social
La persona afectada no cumple con sus obligaciones en el trabajo, la escuela o el hogar.
Continúa consumiendo la sustancia a pesar de que el hecho de hacerlo le acarrea (o empeora) problemas sociales o interpersonales.
El afectado abandona o reduce su participación en actividades sociales, laborales o recreativas importantes debido al uso de sustancias.
Uso de riesgo
La persona afectada utiliza la sustancia en situaciones físicamente peligrosas (por ejemplo, al conducir o en circunstancias sociales peligrosas).
El afectado continúa consumiendo la sustancia a pesar de saber que está empeorando un problema médico o psicológico.
Síntomas físicos
Tolerancia: la persona afectada tiene que utilizar cada vez más sustancia para sentir el efecto deseado.
Abstinencia: cuando el afectado interrumpe el consumo de la sustancia o cuando los efectos son contrarrestados por otra sustancia, aparecen efectos físicos desagradables.
Tenga en cuenta que algunos medicamentos, especialmente los opiáceos, sedantes/hipnóticos, y estimulantes, pueden dar lugar a tolerancia y/o síntomas de abstinencia incluso cuando se toman según lo prescrito, por razones médicas legítimas y por períodos relativamente breves (menos de 1 semana en el caso de los opiáceos). Los síntomas de abstinencia que se desarrollan tras el uso médico apropiado no justifican el diagnóstico de un trastorno por uso de sustancias. Por ejemplo, cuando las personas que padecen dolor intenso debido a un cáncer avanzado se hacen dependientes (psicológica y físicamente) de un opiáceo como la morfina, los síntomas de abstinencia que presentan no se consideran una evidencia de un trastorno por uso de sustancias.
La gravedad del trastorno por uso de sustancias viene determinada por el número de criterios que se cumplen:
Leve: 2 o 3 criterios
Moderado: 4 o 5 criterios
Grave: ≥ 6 criterios
Tratamiento de los trastornos por uso de sustancias
Varía en función de la sustancia y las circunstancias.
El tratamiento específico depende de la droga consumida, pero generalmente consiste en asesoramiento y a veces requiere la utilización de otras sustancias. El apoyo de la familia y de los grupos de ayuda contribuye a mantener el compromiso de la persona en la interrupción del consumo.
Los trastornos por consumo de sustancias se han generalizado y han dado lugar a un número creciente de muertes. Como respuesta a esta creciente epidemia, muchas organizaciones han establecido programas de reducción de daños para proporcionar educación, asesoramiento y derivación para el tratamiento. Su objetivo es reducir los contagios debidos al uso de las drogas en los que no pueden dejar de consumirlas. Algunos proporcionan líneas telefónicas de ayuda nacionales.
El hecho de compartir agujas es una causa frecuente de infección por VIH, hepatitis y otras infecciones, por lo que algunos programas de reducción de daños proporcionan agujas y jeringas limpias para que los usuarios no reutilicen las agujas. Esta estrategia ayuda a reducir la transmisión (y los costes a la sociedad) de estas infecciones.