Durante las fugas disociativas, las personas pierden algunos recuerdos de su pasado (o todos ellos) y suelen desaparecer de los lugares que acostumbran a frecuentar, abandonando familia y trabajo. ("Fuga" viene de las palabras latinas para "vuelo" y "huir".)
(Véase también Introducción a los trastornos disociativos y Amnesia disociativa.)
La fuga disociativa (reacción disociativa) es una forma poco frecuente de amnesia disociativa.
Las personas que experimentan una fuga disociativa pueden parecer normales y actuar con normalidad, pero cuando la fuga termina, se encuentran de repente en una nueva situación sin recordar cómo llegaron a estar allí o qué han estado haciendo.
Por lo general, la fuga disociativa se diagnostica después del hecho, cuando el médico revisa los antecedentes médicos y recopila información que establece la presencia de una vida alternativa.
Un ambiente de apoyo y la psicoterapia pueden ayudar a una persona que ha experimentado una fuga disociativa.
Una fuga disociativa puede durar entre horas y meses, e incluso prolongarse durante más tiempo. Si la fuga es breve, puede parecer que se trata de algo tan simple como una ausencia laboral o un retraso en la hora de llegar a casa. Si la fuga dura varios días o incluso más tiempo, las personas pueden desplazarse muy lejos de su hogar, forjarse una nueva identidad y encontrar otro trabajo, sin ser conscientes de los cambios que se producen en su vida.
Muchas fugas parecen representar el cumplimiento de un deseo encubierto o la única manera permisible de escapar de una grave angustia o vergüenza. Por ejemplo, un directivo en apuros económicos deja una vida agitada en la ciudad y vive como granjero en el campo.
Así pues, la fuga disociativa se confunde a menudo con la simulación de una enfermedad (el fingimiento de síntomas físicos o psicológicos para obtener un beneficio), puesto que ambas circunstancias proporcionan a la persona una excusa para eludir sus responsabilidades (como una relación matrimonial insoportable), para evitar dar cuenta de los actos propios, o para reducir la exposición a un peligro conocido, como entrar en combate. Sin embargo, la fuga disociativa, a diferencia de la simulación, aparece espontáneamente y no es fingimiento. Los médicos generalmente pueden distinguirlas porque los simuladores suelen exagerar y dramatizar sus síntomas y porque tienen razones financieras, legales o personales obvias (como evitar el trabajo) para simular la pérdida de memoria.
Síntomas de la fuga disociativa
Durante la fuga, las personas tienen una apariencia normal y sus actos son normales, o solo parecen ligeramente confundidos, y no llaman la atención. Sin embargo, cuando termina la fuga, la persona se encuentra de repente en una situación nueva sin recordar cómo ha llegado hasta ahí o lo que ha estado haciendo. En este punto, mucha gente se siente avergonzada o molesta porque no puede recordar lo que pasó. Algunas personas tienen miedo. Si presentan confusión, pueden llamar la atención de autoridades médicas o legales.
Cuando termina la fuga, muchas personas recuerdan su identidad y su vida anteriores al comienzo de la fuga. Sin embargo, para otras, el recuerdo tarda más tiempo y se produce de forma más gradual. Algunas personas nunca llegan a recordar partes de su pasado. En muy pocos casos la persona no recuerda nada o casi nada de su pasado durante el resto de su vida.
Diagnóstico de fuga disociativa
Evaluación médica, basada en criterios diagnósticos específicos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Quinta edición, Revisión de texto (DSM-5-TR, por sus siglas en inglés)
El médico sospecha la existencia de fuga disociativa cuando la persona parece confundida en lo relativo a su identidad o perpleja acerca de su pasado, o ante confrontaciones que cuestionan la identidad actual o evidencian la ausencia de una identidad definida.
A veces, la fuga disociativa no puede ser diagnosticada hasta que no se produce el súbito retorno a la identidad anterior a la fuga, momento en que la persona experimenta un intenso malestar al encontrarse en circunstancias que no le son familiares.
Por lo general, la fuga disociativa se diagnostica después del hecho, cuando el médico revisa la historia de la persona y recopila información que documenta las circunstancias anteriores al abandono del hogar, al viaje en sí y a la vida alternativa que la persona ha llegado a establecer.
Tratamiento de la fuga disociativa
Un ambiente de apoyo
Psicoterapia
A veces, la hipnosis o las entrevistas facilitadas con fármacos
Si solo se pierde la memoria de un período de tiempo muy breve, puede bastar con proporcionar un ambiente de apoyo. Esto es especialmente cierto cuando no hay una necesidad aparente de recuperar la memoria de algún evento doloroso. Si el ambiente de apoyo no es útil o existe la necesidad de recuperar recuerdos traumáticos, se necesitan otros tratamientos.
Si la persona ha sufrido fugas disociativas, la psicoterapia, en ocasiones combinada con la hipnosis o entrevistas facilitadas con fármacos (entrevistas realizadas después de la administración de un sedante por vía intravenosa) pueden utilizarse para intentar ayudar a la persona a recordar los acontecimientos que tuvieron lugar durante el periodo de fuga. Sin embargo, tales esfuerzos no suelen tener éxito.
No obstante, un psicoterapeuta puede ayudar a las personas afectadas a explorar los patrones con los que se enfrentan a situaciones diversas y los conflictos y los estados de ánimo que desencadenaron la fuga, para ayudarles a encontrar mejores estrategias de respuesta en el futuro. Este enfoque puede ayudar a prevenir la repetición de las fugas.