La polineuropatía es una disfunción simultánea de muchos nervios periféricos en todo el cuerpo.
Las causas de que muchos nervios periféricos no funcionen correctamente pueden ser infecciones, sustancias tóxicas, fármacos, cánceres, carencias nutricionales, diabetes, trastornos autoinmunitarios y otras enfermedades.
Resultan afectadas la sensibilidad, la fuerza o ambas, a menudo en los pies o en las manos antes que en los brazos, las piernas o el tronco.
Los médicos basan el diagnóstico en los resultados de la electromiografía, en los estudios de conducción nerviosa y en los análisis de sangre y de orina.
Si el tratamiento de la enfermedad subyacente no alivia los síntomas, la fisioterapia, los fármacos y otras medidas pueden ayudar.
(Véase también Introducción al sistema nervioso periférico.)
La polineuropatía puede ser
Aguda (que comienza repentinamente)
Crónica (se desarrollan gradualmente, por lo general a lo largo de meses o años)
Causas de la polineuropatía
La polineuropatía aguda tiene muchas causas:
Infecciones en las que interviene una toxina producida por bacterias, como ocurre en la difteria
Una reacción autoinmunitaria (cuando el organismo ataca a sus propios tejidos), como ocurre en el síndrome de Guillain-Barré
Ciertas toxinas, como el fosfato triortocresilo (TOCP) y el talio
La causa de la polineuropatía crónica con frecuencia es desconocida. Las causas más frecuentes incluyen las siguientes:
Diabetes (la más habitual)
Consumo excesivo de alcohol
Infecciones (como hepatitis C, infección por VIH, enfermedad de Lyme, culebrilla [herpes zóster])
Neuropatías hereditarias (como la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth)
Trastornos autoinmunitarios (como polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica, vasculitis y lupus eritematoso sistémico)
La deficiencia de vitamina B12, que provoca también la degeneración combinada subaguda de la médula espinal y, a menudo anemia perniciosa
Otras carencias nutricionales (como el déficit de tiamina), una causa poco frecuente de polineuropatía crónica en los países desarrollados, excepto entre los alcohólicos que presentan desnutrición
Glándula tiroidea hipofuncionante (hipotiroidismo)
Sustancias tóxicas, incluidos metales pesados como arsénico, plomo y mercurio
Cáncer, como el mieloma múltiple, que daña los nervios invadiéndolos directamente o comprimiéndolos
Fármacos, incluyendo el anticonvulsivo fenitoína, algunos antibióticos (como el cloranfenicol, la nitrofurantoína y las sulfamidas) y algunos fármacos quimioterápicos (como la vinblastina y la vincristina)
En raras ocasiones, consumo de cantidades excesivas de vitamina B6 (piridoxina)
La forma más frecuente de polineuropatía crónica suele deberse a un mal control de los niveles de azúcar en sangre en personas con diabetes, aunque también puede deberse al consumo excesivo de alcohol.
El término neuropatía diabética hace referencia a las diferentes formas de polineuropatía causada por la diabetes. (La diabetes también causa mononeuropatía y mononeuropatía múltiple, que dan lugar a debilidad, habitualmente en los músculos de los ojos o de los muslos.)
Algunas personas sufren una forma hereditaria de polineuropatía.
Según la causa, las polineuropatías pueden afectar a los elementos siguientes:
Nervios motores (que controlan el movimiento muscular)
Nervios sensoriales (que transmiten información sensorial)
Los nervios craneales (que conectan la cabeza, el rostro, los ojos, la nariz, algunos músculos y los oídos con el cerebro)
Nervios autónomos (que controlan funciones involuntarias como la presión arterial y la frecuencia cardíaca)
Una combinación de los anteriores
La polineuropatía puede ser consecuencia del daño en cualquiera de los elementos siguientes:
Vaina de mielina (las membranas que rodean el axón y que permiten que los impulsos nerviosos viajen rápidamente), como ocurre en el síndrome de Guillain-Barré
La irrigación sanguínea al nervio, como puede ocurrir en la vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos)
Axón (la rama larga del nervio que envía mensajes), como puede ocurrir en la diabetes o en la insuficiencia renal
Síntomas de la polineuropatía
Los síntomas de la polineuropatía pueden aparecer de forma repentina (aguda, en el transcurso de unos pocos días a un par de semanas) o desarrollarse lentamente y aparecer durante un periodo de tiempo (crónica, en el transcurso de varios meses a años) dependiendo de la causa.
Las polineuropatías agudas (como la que se produce en el síndrome de Guillain-Barré o con toxinas) a menudo comienzan de manera repentina en ambas piernas y progresan rápidamente ascendiendo hasta los brazos. Los síntomas incluyen debilidad y sensación de hormigueo o pérdida de sensibilidad. Los músculos que controlan la respiración resultan afectados, dando lugar a insuficiencia respiratoria.
Muchas polineuropatías crónicas afectan principalmente la sensibilidad. Inicialmente suelen verse afectados los pies, pero en algunos casos las manos. Los síntomas principales son sensación de hormigueo, entumecimiento, dolor urente y pérdida del sentido de la vibración y de la posición (saber dónde se encuentran los brazos y las piernas). Debido a que se pierde el sentido de la posición, se produce inestabilidad al caminar e incluso al estar de pie. En consecuencia, no se pueden usar los músculos, y con el tiempo pueden debilitarse y desgastarse. Entonces, los músculos pueden llegar a ser rígidos y acortarse de manera permanente (contracturas).
La neuropatía diabética con frecuencia produce sensaciones dolorosas de hormigueo o de ardor en las manos y en los pies, un trastorno denominado polineuropatía distal. El dolor suele empeorar por la noche y puede agudizarse por el tacto o por un cambio de temperatura. Se pierde la sensibilidad a la temperatura y al dolor, de modo que se sufren quemaduras frecuentemente y puede haber úlceras abiertas causadas por compresión prolongada u otros traumatismos. Al no contar con el dolor como alarma de tensión articular excesiva, las articulaciones tienden a lesionarse. Este tipo de lesión articular se denomina artropatía neurógena (articulación de Charcot).
La polineuropatía afecta a menudo los nervios del sistema nervioso autónomo, que controla las funciones involuntarias del organismo (como la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la digestión, la salivación y la micción). Los síntomas característicos son estreñimiento, disfunción sexual y presión arterial fluctuante, en especial un descenso súbito de la presión sanguínea al ponerse de pie (hipotensión ortostática). La piel se vuelve pálida y seca, y se reduce la sudoración. Con mucha menos frecuencia, se pierde el control de las deposiciones o la micción, lo que lleva a la incontinencia fecal o urinaria.
Las personas que sufren una forma hereditaria de polineuropatía (como por ejemplo la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth) pueden presentar dedos en martillo, arcos de los pies muy pronunciados y columna vertebral arqueada (escoliosis). Las alteraciones de la sensibilidad y la debilidad muscular son leves. Las personas afectadas con síntomas leves a veces no advierten estos síntomas o consideran que carecen de importancia. Otras personas están gravemente afectadas.
El grado de recuperación depende de la causa de la polineuropatía.
Diagnóstico de la polineuropatía
Evaluación médica
Electromiografía y estudios de conducción nerviosa
Se realizan análisis de sangre y de orina para determinar la causa
Los médicos suelen reconocer fácilmente la polineuropatía por los síntomas. La exploración física puede ayudar al médico a diagnosticar la polineuropatía e identificar la causa.
Por regla general se realizan electromiografías y estudios de conducción nerviosa, en particular en las piernas y en los pies. La ecografía también se utiliza para:
Confirmar la presencia de una polineuropatía
Determinar su gravedad
Determinar si están afectados los nervios motores, los nervios sensoriales o una combinación de ambos
Determinar qué tipo de daño está causando el problema: por ejemplo, si la vaina de mielina que rodea los nervios está dañada (lo que se denomina desmielinización)
Después de diagnosticar la polineuropatía hay que identificar su causa, que puede tener tratamiento. Los médicos preguntan si existen otros síntomas y con qué rapidez se desarrollaron. Esta información puede sugerir posibles causas.
Los análisis de sangre y orina detectan a veces el trastorno que esté causando la polineuropatía, como diabetes, insuficiencia renal o hipoactividad de la glándula tiroidea.
A veces es necesaria una biopsia del nervio o del músculo.
A veces la polineuropatía que afecta las manos y los pies es la primera señal de que las personas tienen diabetes.
En ocasiones, cuando numerosas pruebas no detectan una causa evidente, la causa es una neuropatía hereditaria que afecta a otros miembros de la familia de forma tan leve que nunca se sospechó la enfermedad.
Si la debilidad es generalizada y empeora rápidamente, los médicos hacen otras pruebas:
Se realiza una punción lumbar para obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo, que rodea el encéfalo y la médula espinal. Si la concentración de proteínas en el líquido cefalorraquídeo es elevada y están presentes pocos glóbulos blancos o ninguno, la causa puede ser un trastorno autoinmunitario que provoca desmielinización, como el síndrome de Guillain-Barré.
Se realiza una espirometría para determinar si los músculos que controlan la respiración están afectados. La espirometría se utiliza para determinar la cantidad de aire que pueden contener los pulmones, la cantidad que pueden espirar y la rapidez con que pueden hacerlo.
Tratamiento de la polineuropatía
Tratamiento de la causa
Alivio del dolor
En algunas ocasiones, fisioterapia y terapia ocupacional.
El tratamiento específico de la polineuropatía depende de las causas:
Diabetes: el control cuidadoso de los niveles de azúcar en sangre enlentece la progresión del trastorno y en ocasiones alivia los síntomas. En algunos casos se realiza un trasplante de células de los islotes pancreáticos (células que producen insulina), ubicados en el páncreas, que puede curar la diabetes y disminuir la neuropatía.
Mieloma múltiple o insuficiencia hepática o renal: el tratamiento de estos trastornos da lugar a una recuperación lenta.
Cáncer: la extirpación quirúrgica del cáncer puede disminuir la neuropatía
Hipotiroidismo: se administra hormona tiroidea.
Trastornos autoinmunitarios: los tratamientos incluyen corticoesteroides, fármacos que deprimen el sistema inmunitario (inmunodepresores), plasmaféresis (filtración de sustancias tóxicas, incluyendo anticuerpos anormales, de la sangre) e inmunoglobulina (una solución que contiene muchos anticuerpos diferentes recogidos de un grupo de donantes) administrados por vía intravenosa.
Drogas y toxinas: el cese en el consumo de sustancias o evitar la exposición a la toxina puede a veces revertir la polineuropatía. Se dispone de antídotos para ciertas sustancias y toxinas y pueden revertir algunos de los efectos tóxicos.
Cantidades excesivas de vitamina B6: la polineuropatía desaparece si se interrumpe la administración de la vitamina.
Si la causa no se corrige, el tratamiento se centra en aliviar el dolor y los problemas relacionados con la debilidad muscular. La fisioterapia reduce a veces la rigidez muscular y puede evitar el acortamiento y endurecimiento de los músculos. Los fisioterapeutas y los terapeutas ocupacionales recomiendan la utilización de dispositivos de asistencia.
Algunos fármacos que no se suelen considerar analgésicos disminuyen el dolor debido al daño en el nervio. Entre ellos se incluyen el antidepresivo amitriptilina, el anticonvulsivo gabapentina y pregabalina, y la mexiletina (utilizada para tratar las arritmias cardíacas). La lidocaína, un anestésico aplicado en forma de loción, ungüento o parche cutáneo, también es beneficiosa.