Callos y callosidades

PorJames G. H. Dinulos, MD, Geisel School of Medicine at Dartmouth
Revisado/Modificado may 2023
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Los callos son bultos de piel endurecida, en forma de cono, que se forman frecuentemente en la superficie superior de los dedos más pequeños del pie, especialmente sobre una articulación. Las callosidades, también llamadas durezas o duricias, son engrosamientos de la piel planos y más extensos localizados generalmente en la palma de la mano o en la planta del pie.

  • Los callos pueden ser dolorosos o sensibles a la palpación, pero las callosidades no suelen causar síntomas.

  • El diagnóstico se basa en la apariencia y en la ubicación del callo.

  • La extracción del callo, la aplicación de agentes ablandadores de la piel (queratolíticos) en la zona y los cuidados regulares de un podólogo pueden ayudar.

(Véase también Introducción a los problemas del pie.)

Los callos y las callosidades suelen estar causados por el roce y la presión intermitentes, en particular en personas que llevan zapatos estrechos o mal ajustados.

Los callos causados por el dedo en martillo y otras deformidades de los dedos de los pies se desarrollan a menudo en la parte superior o en las puntas de los dedos del pie, pero lo más habitual es que se desarrollen en la parte superior de los dedos, sobre las articulaciones. Estos callos son duros. Los callos que se desarrollan entre los dedos de los pies son blandos. Los callos pueden ser del tamaño de un guisante o un poco mayores.

Callo (dedo meñique del pie)
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El callo (centro del dedo meñique del pie) es un disco de tejido endurecido, a menudo rodeado de piel enrojecida.
JANE SHEMILT/SCIENCE PHOTO LIBRARY

Las callosidades suelen formarse sobre la bola del pie como consecuencia de posiciones defectuosas del pie y de una mala distribución del peso. Los callos también se desarrollan en los laterales de los pies en las zonas donde aumenta la presión.

Callos en el pie
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Esta foto muestra a una persona que tiene varias callosidades causadas por la presión.
Foto cortesía de Karen McKoy, MD.

Síntomas de callos y callosidades

Los callos pueden ser dolorosos o sensibles a la palpación cuando se aplica presión. A veces se forma un saco lleno de líquido (bolsa) debajo de un callo.

Las callosidades por lo general no causan síntomas. Sin embargo, si el roce es extremo, las callosidades se pueden llegar a engrosar e irritar, lo que provoca una sensación de ardor leve o, a veces, un dolor como el causado por la lesión en los nervios del pie (dolor del nervio interdigital).

Diagnóstico de callos y callosidades

  • Exploración por un médico

Los médicos diagnostican los callos y las callosidades según su apariencia y el lugar donde se desarrollan.

Tratamiento de callos y callosidades

  • Eliminación

  • Queratolíticos

  • Plantillas y ortesis

Para eliminar la piel engrosada se puede usar una lima de uñas, una lima especial para los pies o piedra pómez inmediatamente después del baño. Se pueden aplicar queratolíticos (agentes que suavizan, desprenden y ayudan a eliminar la capa superior de la piel) en las zonas afectadas.

Para prevenir los callos y ayudar a tratar los callos existentes, la persona afectada puede utilizar almohadillas amortiguadoras y dispositivos que redistribuyen la presión de las zonas afectadas. El almohadillado de varios tipos (por ejemplo de fieltro o de piel de topo, o las vendas protectoras de espuma de caucho) y las plantillas colocadas en el calzado (ortesis) u otras plantillas con almohadillado y soporte pueden ayudar a reducir la presión. Vaciar mediante un hueco una zona determinada del calzado, por debajo del área dolorida, también ayuda a reducir la presión y el dolor.

A las personas con tendencia a desarrollar callosidades y callos les puede resultar muy beneficioso acudir a un podólogo (un médico especializado en el cuidado de los pies). El cuidado adecuado de los pies es importante (véase Cuidado de los pies).

Las personas con trastornos que alteran la funcionalidad normal de los nervios (neuropatías) y la circulación de la sangre, como la diabetes, presentan un mayor riesgo de desarrollar llagas (úlceras) en los pies cuando la piel está dañada (véase la barra lateral El pie diabético). Estas úlceras se pueden infectar. Los médicos pueden optar por no tratar quirúrgicamente callos y callosidades en las personas con estos trastornos subyacentes. En estos casos puede ser necesario y beneficioso utilizar calzado especial y plantillas que reducen la presión sobre la zona afectada.

La persona debería aprender a inspeccionarse los pies en búsqueda de úlceras en su propio hogar, así como a prevenirlas.

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