Consejo genético prenatal

PorJeffrey S. Dungan, MD, Northwestern University, Feinberg School of Medicine
Revisado/Modificado ene 2024
Vista para pacientes

Se conoce como consejo genético prenatal a la serie de consultas y sesiones proporcionadas a quienes desean ser padres, idealmente antes de la concepción, a fin de evaluar los factores de riesgo para trastornos genéticos. Además, el asesoramiento prenatal proporciona información a los padres potenciales sobre las precauciones que pueden tomar para ayudar a prevenir otras causas de defectos congénitos (p. ej., evitar los teratógenos, tomar suplemento de ácido fólico, manejar enfermedades crónicas).

La información presentada en el consejo genético debe ser simple, no debe interpretarse como una orden y no debe usar jerga, si es posible, para que los futuros padres, lógicamente ansiosos, puedan comprenderla. Puede ser necesaria la repetición frecuente. Las pacientes deben tener tiempo para formular preguntas. Las pacientes pueden ser informados sobre los recursos adicionales (p. ej., American College of Obstetricians and Gynecologists: Genetic Disorders and Pregnancy [Colegio estadounidense de obstetras y ginecólogos: trastornos genéticos y Embarazo) para muchos problemas comunes que pueden estar relacionados con anomalías genéticas, como edad materna avanzada, abortos espontáneos recurrentes, hijos anteriores con defectos del tubo neural e hijos anteriores con trisomía (véase Factores de riesgo para complicaciones durante el embarazo).

A muchas parejas (p. ej., las que tienen factores de riesgo sospechados o conocidos) les resulta beneficiosa la derivación a especialistas en genética para que les presenten la información o las opciones de evaluación. Los padres con factores de riesgo para anomalías genéticas son advertidos sobre los posibles resultados y aconsejados sobre las opciones para la evaluación genética. Si los estudios identifican un trastorno, se analizan las opciones reproductivas.

Las opciones reproductivas preconcepcionales para las pacientes con trastornos genéticos incluyen

Pruebas genéticas previas a la implantación se utiliza para identificar defectos genéticos en embriones creados a través de la fertilización in vitro antes de su implantación. También se puede realizar si una pareja tiene un alto riesgo de ciertos trastornos mendelianos o anomalías cromosómicas.

Las opciones reproductivas postconcepción incluyen

(Véase también Principios generales de la genética médica.)

Factores de riesgo para trastornos genéticos o anomalías congénitas

Algunos riesgos de anomalías genéticas están presentes en todos los embarazos. Entre los nacidos vivos, la incidencia es de (1)

  • 0,5% para los trastornos numéricos o estructurales de los cromosomas

  • 1% para los trastornos de un solo gen (mendelianos)

  • 1% para los trastornos de varios genes (poligénicos)

Entre los abortos espontáneos o las muertes fetales, las tasas de anomalías son más elevadas.

La mayoría de las malformaciones que involucran a un solo aparato o sistema (p. ej., defectos del tubo neural, la mayoría de los defectos cardíacos congénitos) se producen por una herencia poligénica o multifactorial (también influida por factores ambientales).

El riesgo de tener un feto con un trastorno cromosómico aumenta en la mayoría de las parejas que ya han tenido un feto previo o un lactante con trastornos cromosómicos (reconocido o ignorado), excepto en algunos casos específicos (p. ej., 45,X; triploidia; reordenamiento de novo de cromosomas). Las parejas con un hijo con síndrome de Down pueden tener un mayor riesgo de recurrencia, dependiendo del tipo de anomalía cromosómica. Para la trisomía 21 sin disyunción, que es la forma más común, si la pareja femenina es < 35 años, el riesgo de tener otro feto con trisomía 21 es 3,5 veces mayor y para la edad ≥ 35 años es 1,7 veces mayor (2).

Los trastornos cromosómicos son más probables en los siguientes casos:

Un pequeño porcentaje de progenitores puede tener un trastorno cromosómico que aumenta el riesgo de un trastorno cromosómico en el feto. Los trastornos cromosómicos paternos asintomáticos (p. ej., anomalías balanceadas como ciertas translocaciones e inversiones sin interrupción de un gen y sin pérdida o adición de material genético) pueden no sospecharse. Debe sospecharse un reordenamiento cromosómico parental balanceado si la pareja ha tenido abortos espontáneos recurrentes, infertilidad o niños con anomalía congénita.

La posibilidad de un trastorno cromosómico fetal aumenta a medida que aumenta la edad materna, porque se incrementan las tasas de no disyunción (fracaso de los cromosomas para separarse normalmente) durante la meiosis. (Véase tabla Edad materna y riesgo de tener un bebé con una anomalía cromosómica.) El riesgo de aneuploidías comunes en función de la edad materna (7) es

  • < 35 años: trisomía 21 (1/591), trisomía 18 (1/2862) y trisomía 13 (1/4651)

  • ≥ 35 años: trisomía 21 (1/100), trisomía 18 (1/454) y trisomía 13 (1/1438)

La mayoría de los trastornos cromosómicos debidos al aumento de la edad materna implican un cromosoma extra (trisomía), particularmente la trisomía 21 (síndrome de Down). La edad paterna > 35-50 años aumenta el riesgo de algunas variantes génicas patógenas dominantes espontáneas (anteriormente denominadas mutaciones), como la acondroplasia, en la descendencia (8).

Tabla
Tabla

Algunos trastornos cromosómicos son submicroscópicos y por lo tanto no son identificados por el cariotipo tradicional. Las anomalías cromosómicas submicroscópicas, a veces llamadas variantes en el número de copias, ocurren independientemente de los mecanismos de no disyunción relacionados con la edad. La incidencia exacta de estas anomalías no está clara, pero es mayor en los fetos con anomalías estructurales. Un estudio multicéntrico demostró una incidencia del 1% de variantes de número de copias clínicamente relevantes en fetos con cariotipos normales independientemente de la indicación para la prueba y una incidencia del 6% en fetos con anormalidades (9).

Un trastorno autosómico dominante debe sospecharse si hay antecedentes familiares en más de una generación; los trastornos autosómicos dominantes afectan a hombres y mujeres por igual. Si un padre tiene un trastorno autosómico, el riesgo de que éste sea trasmitido a un hijo es del 50%.

Para que un trastorno autosómico recesivo se exprese, un hijo debe recibir una variante genética patógena para ese trastorno de ambos padres. Los progenitores pueden ser heterocigotas (portadores) y, si es así, no se ven afectados pero portan el gen anormal (fenotípicamente normal). En promedio, si ambos progenitores son portadores, al hijo (varón o mujer) le corresponde un riesgo del 25% de ser homocigota para la variante genética patógena y, por lo tanto, afectado, un riesgo del 50% de ser heterocigota y un riesgo del 25% de no estar afectado ni ser portador (genotípicamente normal). Si solo uno de los padres es portador, la descendencia tiene un riesgo del 50% de ser heterocigota y una probabilidad del 50% de tener un genotipo normal. Si sólo los hermanos y ningún otro familiar está aceptado, debe sospecharse un trastorno autosómico recesivo. La posibilidad de que ambos padres porten el mismo rasgo autosómico recesivo aumenta si son consanguíneos.

Como las mujeres tienen dos cromosomas X y los varones sólo 1, los trastornos recesivos ligados al X se expresan en hombres enfermos que portan la variante genética patógena. En general, tales trastornos se transmiten a través de mujeres heterocigotas (portadoras) fenotípicamente normales. Por lo tanto, por cada hijo de una mujer portadora, el riesgo de tener el trastorno es del 50%, y por cada hija, el riesgo de ser portadora es del 50%. Los varones afectados no trasmiten el gen a sus hijos pero sí a todas sus hijas, que por lo tanto son portadoras. Los varones no afectados no transmiten el gen.

Referencias de factores de riesgo para el desarrollo de trastornos congénitos

  1. 1. Korf BR, Pyeritz RE, Grody WW: 3-Nature and frequency of genetic disease. In Emery and Rimoin's Principles and Practice of Medical Genetics and Genomics, 7th ed. Academic Press, 2019, Pages 47-51,ISBN 9780128125373,https://doi.org/10.1016/B978-0-12-812537-3.00003-2

  2. 2. Sheets KB, Crissman BG, Feist CD, et al: Practice guidelines for communicating a prenatal or postnatal diagnosis of Down syndrome: recommendations of the national society of genetic counselors. J Genet Couns 20(5):432-441, 2011. doi:10.1007/s10897-011-9375-8

  3. 3. Hardy K, Hardy PJ, Jacobs PA, et al: Temporal changes in chromosome abnormalities in human spontaneous abortions: Results of 40 years of analysis. Am J Med Genet A 170(10):2671-2680, 2016. doi:10.1002/ajmg.a.37795

  4. 4. Donnelly JC, Platt LD, Rebarber A, et al: Association of copy number variants with specific ultrasonographically detected fetal anomalies. Obstet Gynecol 124(1):83-90, 2014. doi:10.1097/AOG.0000000000000336

  5. 5. Reddy UM, Page GP, Saade GR, et al: Karyotype versus microarray testing for genetic abnormalities after stillbirth. N Engl J Med 367(23):2185-2193, 2012. doi:10.1056/NEJMoa1201569

  6. 6. Dalton SE, Workalemahu T, Allshouse AA, et al: Copy number variants and fetal growth in stillbirths. Am J Obstet Gynecol 228(5):579.e1-579.e11, 2023. doi:10.1016/j.ajog.2022.11.1274

  7. 7. Forabosco A, Percespe A, Santucci S: Incidence of non-age-dependent chromosomal abnormalities: a population-based study on 88965 amniocenteses. Eur J Hum Genet 17 (7): 897–903, 2009. doi:10.1038/ejhg.2008.265

  8. 8. Sharma R, Agarwal A, Rohra VK, et al: Effects of increased paternal age on sperm quality, reproductive outcome and associated epigenetic risks to offspring. Reprod Biol Endocrinol 13:35, 2015. Publicado el 19 de abril de 2015. doi:10.1186/s12958-015-0028-x

  9. 9. Wapner RJ, Martin CL, Levy B: Chromosomal microarray versus karyotyping for prenatal diagnosis. N Engl J Med 367:2175-2184, 2012. doi:10.1056/NEJMoa1203382

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